No es un acertijo, ni mucho menos, mis casi paisanos. Se trata de aquellos versos de Federico (siempre, o casi siempre, Federico). Me refiero a García Lorca: «Verde que te quiero verde/ Verde viento, verdes ramas/ El barco sobre la mar/ Y el caballo en la montaña...». Pero la verdiblanca, ya se sabe... «Se siente, se siente, Andalucía está presente».

Por eso, lo de unir los dos colores tan nuestros en el titular, que todos los santos tienen octava y el 4D fue lunes y aún estamos dentro de la misma semana. Aquel 4 de diciembre de hace cuarenta años, cuando nos mataron, a todos, a aquel muchacho, casi un chiquillo, García Caparrós, en Malaga, cuando llevaba la bandera hoy tan nuestra en sus manos. Por eso hoy riego su memoria, y les advierto de que no es la primera vez.

Me pueden ganar a lo que sea, claro que sí, pero les digo una cosa: ¡Nadie a más andaluz! De lo que me siento orgulloso y es declaración de fe, que ahora reivindico. Y además, con más de veinte años haciendo el perol todas las semanas (nada más andaluz que un perol) y con la Medalla de Andalucía. O sea: el Sur. Vamos con el Sur.

Mis felicitaciones a las que el viernes celebraron su santo, día de la Inmaculada, que hay tantas y tan bellas, tengan la edad que tengan. Pero también a nuestra poetísima Juana Castro, que ha ganado el más grande premio, el Ricardo Molina, del poeta al que sentí tanto no haber conocido personalmente, aunque bien cerca que estuve, pero al que leo con frecuencia y delectación. Poeta entre poetas.

Y mi saludo. No. Mi abrazo, a Rafael Gómez, ya en la trena. Le admiré mucho.

Por cierto, ¿no habrá por ahí a mano aquello que se llamaba indulto? ¡Dio de comer a tanta gente en su tiempo! Continúo, que a veces me quiero y escribo a golpes de corazón.

Y otro tema de actualidad, ya que como saben hace no sé cuántos años del primer trasplante y yo conocí, y bien, al doctor Barnard. Le acompañé en su primer viaje a España, desde Sudáfrica, y cené con él más de una noche. Por ejemplo, aquella vez en el Mesón Cándido, de Segovia. Él estaba en compañía de aquella dama con la que se casó por segunda vez. Bellísima. Le pregunté si esperaba que algún día le dieran el premio Nobel. Total: ¡Casi nada cambiar el corazón de un hombre, negro, a un cuerpo de hombre blanco! Y me respondió con tristeza y naturalidad al mismo tiempo: «Mire usted a mi esposa. ¿Cree que me lo darían, teniendo la hermosa mujer que tengo? Cierto. Me quedé en silencio y apuré, vaya si apuré, la copa de vino tinto de la tierra que, entonces, aún no se llamaba de Ribera del Duero. ¡Cómo pasa el tiempo!

Insisto en que vuelve el paisano Pepe Navarro, y quizá solo, porque me dicen que en estos días se está divorciando. ¿Y saben con qué retorna? Pues con el programa Crónicas marcianas. A ver si de alguna forma, cuando pase lo del procés, tenemos para la noche algo que nos entretenga y nos cambie el chip, que vamos a quedar con esto, lo de estos días de la política, hasta arriba. Y si no... al tiempo. Y Juan y Medio, tan cerca siempre de Córdoba, que no hay semana que no lleve a un pueblo para que comparta con él sus tardes, va y me dice: «Mira. Yo tengo varios caballos, como sabes, bueno... Pues ninguno, como los de Córdoba, que tiene, y sé lo que digo, los mejores caballos del mundo».

Aprovecho para decir, que muy poca gente lo sabe y yo quiero que lo sepan, que Rosa Montero, premiadísima este año como una de las mejores novelistas de España, es hija de aquel gran torero de Albacete y muy vinculado a Córdoba que fue Juan Montero, que se nos fue en esa difícil plaza de la carretera…

Y como también me gusta mucho que se asome a nuestra ventana de vez en cuando una belleza que, aunque no sea nuestra, la ilumine. Quiero hablarles de Sara Carbonero, que dice que aunque le gustaría tener más hijos no es tiempo para ella por ahora. Y ha añadido en viva voz en no sé dónde hace unos días en una tele de proyección nacional: “¡Cómo me hubiera gustado ser musa de Julio Romero de Torres!» Y a mi también, hermosa criatura.

Pero eso sí, en la actualidad, con el permiso de doña Mercedes Valverde, una de mis debilidades como ya habrán podido comprobar, de tanto como la recuerdo frente al espejo de la actualidad y la nostalgia.

Actualidad blanca y verde, bandera de Andalucía. De aquel día de hace cuarenta años que, según cuenta nuestro periódico, se escribió el Diario CÓRDOBA tan solo con tinta negra y verde, cuando Cordoba, más que nación, fue planeta. Y lo mejor, es que lo sigue siendo. Sin duda alguna.