En la lista de ciudades emergentes de la consultora Mercer encontramos a Durban (con una creciente industria manufacturera)

, Cheonan (con un centro universitario y tecnológico de vanguardia) o Manaos (que se ha reconvertido en un área de libre comercio). Córdoba debería entrar en esa lista en 2025 como una ciudad liberal y emprendedora, en la que la calidad de vida sea un foco de atracción para las personas con más talento. Eso, naturalmente, es cosa de los cordobeses, de la fuerza e inteligencia que demuestre la sociedad civil. Pero desde la alcaldía se puede liderar y galvanizar el proceso. Una ciudad está hecha a imagen y semejanza de aquellos que habitan en ella. Pero a veces desde las élites dificultan el dinamismo ciudadano mediante impuestos confiscatorios, burocracia kafkiana y planificación bolchevique.

Desde la alcaldía cabe generar las estructuras fundamentales. Y en el siglo XXI la clave va a residir en cómo se gestione la información y se facilite su acceso a la mayor parte de la población. Por ello, desde el Ayuntamiento se debería proveer de acceso público mediante wifi a Internet. De esta manera, se ayudaría a enfocar tecnológicamente a las pymes y se atraería a un turismo de calidad.

Además de las infraestructu-ras, un alcalde también debería liderar un cambio cultural hacia la excelencia. Por ejemplo, promoviendo una educación competitiva. Una idea: el Premio Averroes a la Excelencia a los mejores expedientes educativos de ESO y Bachillerato. También apoyando al Gran Teatro y la Orquesta de Córdoba así como potenciar a la Filmoteca publicitando su programación por toda la ciudad.

Darle poder a los ciudadanos también pasa por darles la responsabilidad. Así junto a la bajada generalizada de impuestos se realizarían consultas para que los ciudadanos votasen, asumiendo su coste, las decisiones que impliquen una gran inversión, por ejemplo, si seguir apostar por un modelo sostenible de movilidad urbana orientado a las bicicletas y el transporte público.

De esta manera, tendríamos una Córdoba no de Tres Culturas sino de Trescientos Mil Ciudadanos.