Si hay encuentros de fútbol, sobre todo en los finales de temporada, imposibles de analizar por tantos y tantos condicionantes como se dan, el de anoche en El Arcángel, con un Córdoba que se jugaba seguir teniendo opciones para alcanzar su objetivo y un Almería que se jugaba nada menos que la vida, aún más.

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Pero sí sería de analizar, por ese camino en el que continuarán los blanquiverdes, el agarrotamiento que mostraron durante una hora. Una tensión que, si por un lado es lógica por lo que se jugaba el equipo, por otro es un aspecto a apuntar de cara a lo que se viene encima.

Demasiado responsabilizado, el Córdoba se vio superado por el Almería, que durante los primeros 45 minutos cambió los papeles: parecía que los rojiblancos eran los que querían jugar el play-off y los blanquiverdes los que jugaban por no bajar a Segunda B, excesivamente nerviosos, sin posibilidad de jugar, casi, el balón. Así, el equipo de Soriano dominó de cabo a rabo el primer acto. No sólo en juego, también en ocasiones. Porque salvo una contra de Fidel que no supo transformar en gol Pedro Ríos (min. 14), el Almería acumuló más y más claras que su rival. Un saque de esquina de Dubarbier era rematado por Míchel, de volea, al lateral (min. 8) y provocaba el primer susto en la grada.

Tras esa única ocasión de Fidel y Ríos, el conjunto visitante volvía a llegar (min. 15) con un pase a la espalda blanquiverde, obra de Azeez, que dejaba solo a Míchel ante Falcón. Pero el lateral rojiblanco no logró controlar bien y, de espaldas al portero cordobesista, intentó una frivolidad disparando de tacón, rebotando el balón en el pie de Falcón.

Poco después el portero blanquiverde volvía a salvar a los suyos tras una gran contra de Dubarbier, que dejaba el balón raso al borde del área pequeña para que Quique rematara con medio gol hecho, pero Falcón estuvo providencial. El Almería no sólo controlaba el juego y las ocasiones, sino que lograba empequeñecer progresivamente a un Córdoba que era un manojo de nervios, un equipo amarmolillado por la tensión que sólo aparecía tímidamente por las bandas a través de Pedro Ríos o Fidel, pero sin profundidad y sin transmitir sensación de peligro.

Al contrario, el Almería seguía a las suyas y de nuevo Dubarbier (min. 27) intentaba poner un balón raso a Quique al borde del área pequeña, pero Deivid apareció de manera salvadora.

El gol era cuestión de tiempo. Un balón largo de los almerienses botó delante de Quique y Abel Moreno se giró demasiado pronto, por lo que el esférico tocó en su espalda y dejó al delantero rojiblanco casi solo al borde del área. Quique no se lo pensó: lanzó un zurdazo raso y ajustado al palo ante el que nada pudo hacer Falcón.

No se fue al descanso el Almería sin probar de nuevo a Falcón, que estuvo espléndido en un disparo de Lolo Reyes, que fue expulsado poco después gracias a la picardía de Pedro Ríos.

El segundo tiempo empezó con el Córdoba en superioridad, pero sólo numérica y durante 20 minutos apenas hubo opciones para unos ni para otros. Pero en una acción algo aislada, Pineda puso un balón a De Tomás que, dentro del áera, sorprendió a su marcador, Saveljich, y a Casto, al meter el pie con velocidad y ajustar el tiro al palo. Era el punto que necesitaba el Córdoba para asegurarse un puesto que le permita seguir peleando por el objetivo marcado en verano.

El gol del Girona en El Toralín hizo el resto. En los últimos 20 minutos el balón no pasó de mediocampo y el armisticio daba a ambos lo que pretendían.