El primer bus climatizado

La idea de instalar estos aparatos refrigeradores es curiosa. Climent la recuerda con detalle. Surgió en una reunión de la Federación Andaluza de Autobuses (Fandebús) celebrada en Sevilla en 1984. Allí asistieron Climent y el gerente de la empresa de transporte urbano de Málaga, Rafael Fernández Barrera, y se entrevistaron con el empresario aragonés Emilio Hervás, que había puesto en marcha en Sevilla un pequeño taller (Hispacold) especializado en instalar aire acondicionado en autobuses interurbanos. “Nos propuso que estaría bien que los autobuses urbanos dispusieran de estos aparatos”. Pronto surgió el primer inconveniente. “Un autobús interurbano cierra sus puertas en un pueblo y no las vuelve a abrir hasta el siguiente, mientras que uno urbano abre y cierra las tres suyas cada 300 metros, con lo que era muy difícil mantener fresco su interior”. Así, la idea prácticamente se desechó.

No obstante, Hervás debió de maquinar soluciones hasta que dio con la tecla. Despejada la incógnita que evitara la fuga de aire fresco, el empresario citó a los gerentes de Córdoba y de Málaga en la capital de la Costa del Sol y les explicó que unas toberas con aire acondicionado a presión sobre las puertas a modo de cortinas impediría la salida del aire frío. “Esa fue la solución”. Para probarla, Málaga cedió dos coches y Córdoba uno. La instalación fue gratuita y funcionó. Así que pusieron el primer autobús urbano con aire acondicionado en la calle el 28 de mayo de 1985. Fue en la línea 21 (ahora la 2 de Fátima a Reina Sofía) y, posteriormente, en la 40 (hoy línea 6). Visto el éxito, en junio se instalaron los mismos aparatos en nueve vehículos más. Y en diciembre de ese mismo año otros 10 autobuses más. “Compramos diez Pegaso 6038 a la Empresa Nacional de Autocamiones (Enasa) y conforme llegaban a Córdoba los enviábamos a Sevilla para que los climatizaran”. H