Unas 2.000 personas desfilaron ayer por la capilla ardiente del poeta cordobés Pablo García Baena --instalada desde las 12.00 horas en el salón de Plenos del Ayuntamiento- y, entre muestras de dolor, emoción y cariño, se despidieron del «poeta grande que quedaba vivo y que no solo Andalucía distinguió, sino también nuestro país», como señaló la presidenta de la Junta, Susana Díaz, que se trasladó ayer a Córdoba para mostrar su pesar y «el de todos los andaluces» a los familiares de «uno de los grandes hijos de la ciudad», según subrayó la alcaldesa de Córdoba, Isabel Ambrosio, o, como dijo la consejera de Justicia, Rosa Aguilar, «un hombre bueno y un poeta magistral».

Y entre los halagos a la faceta literaria del poeta y sus valores como persona se manifestaron prácticamente todos los asistentes a esta capilla ardiente, presidida por su familia en todo momento, así como por las autoridades cordobesas, representadas por todos los grupos políticos municipales. Pero sin duda el mundo de la cultura, especialmente el de la poesía, fue el que más lloró ante la pérdida de un autor que «yo soñé inmortal», como dijo la exconsejera Rosa Torres, un sentimiento compartido por la poeta Juana Castro, que tampoco imaginó «que este momento podía llegar». Y es que muchos recordaron que, incluso la pasada semana, el poeta, fallecido por las complicaciones de una gripe a los 96 años, aún trabajaba con normalidad. De hecho, hay varios proyectos que ha dejado pendientes, uno de ellos en colaboración con la Diputación en torno a la traducción de su obra al italiano, una antología que se iba a presentar en Florencia el próximo mes de marzo.

Así lo apuntó el presidente de la Diputación de Córdoba, Antonio Ruiz, que manifestó su pesar por el fallecimiento del fundador del Grupo Cántico, una «pérdida repentina» que deja a los cordobeses «huérfanos de esa figura literaria» que, además, ha sido una persona «comprometida con la vida social y cultural de Córdoba ciudad y la provincia».

También destacó estas cualidades de García Baena el consejero de Cultura, Miguel Ángel Vázquez, que señaló que «se va uno de los grandes poetas de Andalucía de todos los tiempos y una persona involucrada con su tierra», destacando su compromiso «con el servicio público para la promoción y difusión de la cultura». Otro de los proyectos del poeta para el 2018 era la exposición que el Centro Andaluz de las Letras iba a dedicarle por su reciente nombramiento como Autor del Año, algo que preparaba hace unos días junto al escritor José Infante, que también acudió ayer a Córdoba.

«Era un clásico que ejemplifica lo mejor de la lírica española del siglo XX», señaló Juan José Téllez, director del Centro Andaluz de las Letras. que aseguró que «hizo un gran esfuerzo porque se encontraba mal». Por otro lado, Tellez anunció que el también poeta Guillermo Carnero está haciendo una antología para el homenaje póstumo del poeta, que arrancará con esa exposición en abril.

«Pablo García Baena era un puente entre el Barroco de Góngora y la Generación del 27 y la modernidad», resaltó Téllez, quien también confesó que, como director emérito, el cordobés también era «el alma del Centro Andaluz de las Letras, que no será lo mismo sin la sombra tutelada de Pablo».

UN REFERENTE En los pasillos del Ayuntamiento, ayer con una actividad muy fuera de la habitual, también se habló constantemente de Pablo García Baena como «un referente de la poesía». Así lo manifestó, tras firmar en el libro de condolencias, la presidenta de la Junta, quién se refirió al «amor por esa Córdoba que anhelaba, más la romana que la árabe», y el «amor por la belleza», que trasladaba en sus versos García Baena, a quien calificó como «una persona inconformista y un gran ser humano».

Por su parte, Rosa Aguilar, amiga personal del poeta, confesó su tristeza por la pérdida de «un hombre bueno y un poeta magistral», un «maestro no solo de los poetas, sino también de la vida diaria» que «ha sembrado para el presente y para el futuro de la poesía». En este sentido, el consejero lo señaló como «maestro de poetas», por lo que, aunque «es un día triste», futuras generaciones «podrán disfrutar de su legado porque su poesía no tiene fin en el tiempo. Con su poesía nos sentimos reconocidos todos los andaluces».

«COMO SE MERECE» Isabel Ambrosio, que vivió ayer un día «triste» desde que a temprana hora de la mañana aparecía el furgón que trasladaba al Ayuntamiento los restos mortales del poeta, destacó que «se nos va un cordobés ejemplar, un poeta único y extraordinario y, sobre todo, una buena persona». Según Ambrosio, ayer la ciudad de Córdoba despidió «como se merece» a un hijo predilecto, alguien que a lo largo de su trayectoria profesional y artística «fue capaz muchas veces de lanzar esos puentes entre las distintas generaciones», subrayando su «crítica constructiva, que nos permitía tener una visión distinta de algunos aspectos que estaban ocurriendo a lo largo del mundo».

Numerosas personalidades de la sociedad, cultura y política cordobesa acudieron a dar su ultimo adiós al poeta, entre ellos el subdelegado del Gobierno, Juan José Primo Jurado; el obispo de Córdoba, Demetrio Fernández; el director de la Real Academia, José Cosano; el presidente de la fundación Cajasur, Angel Cañadilla; el rector de la Universidad, José Carlos Gómez; Antonio Díaz, presidente de CECO; Antonio Varo Baena, presidente del Ateneo, y el presidente del Círculo de la Amistad, Pedro López Castillejo. Por su parte, los familiares de García Bena manifestaron su agradecimiento por la «merecida» despedida del poeta. «Me parece un homenaje muy bonito», dijo su sobrino Luis Ortiz, que señaló que, «aunque este tipo de cosas no les gustaban mucho, él pensaba que el Grupo Cántico no tuvo los reconocimientos que merecía y quería que al menos uno de sus componentes lo tuviera». Y así fue. Pablo García Baena se despidió ayer de Córdoba como un grande de la poesía, con el cariño de sus vecinos y rodeado de miles de flores y versos.