No debería ser noticia el descenso en el empleo sumergido, sino que no hubiera delitos. Los casos siguen sin desaparecer y casi triplican las cifras anteriores a la crisis. Lo lamentable es que surjan nuevas formas de irregularidad (contratos a tiempo parcial en los que se trabaja toda la jornada) que no se detectan porque son difíciles de descubrir y no se denuncia porque la consecuencia es el despido.