El expresidente español José Luis Rodríguez Zapatero lanzó duras críticas a las políticas de asilo de la Unión Europa, a la que acusó de "haber tocado fondo en los derechos humanos" por la crisis de los refugiados sirios. Rodríguez Zapatero criticó la paradoja de Siria, bombardeada por el mismo continente que ha tenido que acoger a sus refugiados para acabar deportándolos. "Europa tiene que tomar conciencia de que la política de inmigración tiene que ser tan importante como el euro", dijo.

Zapatero pronunció ayer la conferencia de clausura de Córdoba: ciudad de encuentro y diálogo , el congreso organizado por la Universidad de Córdoba, la Universidad Internacional de Andalucía, la Cátedra Unesco de Resolución de Conflictos y el Foro Mediterráneo y que ha dado cita desde el lunes a pensadores de las principales confesiones religiosas y expertos internacionales en la resolución de conflictos. Manuel Torres, uno de los organizadores del congreso, anunció ayer la intención de reeditar la cita, que tendrá carácter bienal. Precisamente sobre la capital cordobesa, Zapatero dijo que "pocas ciudades" presentan una "hoja de servicios" tan adecuada para acoger un encuentro de este tipo, y apeló a su historia y su identidad, forjada en la diversidad y el diálogo.

El expresidente reafirmó su creencia en la política, la palabra y el diálogo; ratificó su esperanza en la alianza de civilizaciones y enlazó la necesidad de luchar contra la pobreza desde la perspectiva del cambio climático. Recordó también su decisión de retirar las tropas de Irak, explicó por qué apostó por la Alianza de Civilizaciones --presentó la idea en la 59º Asamblea General de la ONU, en 2004--, después de los atentados del 11-M. "Frente al terrorismo no cabe la guerra, es un camino equivocado. No me opuse a la guerra por oponerme a Aznar sino porque crearía generaciones de terroristas".

Zapatero defendió la alianza de civilizaciones frente a la idea del choque de civilizaciones. "El elemento de mayor riesgo para la paz actual viene dado por los conflictos de carácter cultural y religioso, el elemento central de preocupación ante la oleada terrorista se concentra en este gran tema", indicó. El expresidente analizó cómo el fin de la guerra fría o la revolución de Irán, que tuvo un marcado carácter religioso, convirtió "al Islam para muchos en alternativa, en gran medida desde la desesperación", y cómo países y regímenes fundaron su identidad "en la negación de Occidente y en la radicalidad religiosa".

Una de sus últimas propuestas a la ONU es la creación de un consejo de las religiones por la paz y que integre a las grandes confesiones, que elabore una declaración universal de condena a la violencia. "El mundo puede exigir a todas las religiones un compromiso firme por la paz, sin esa respuesta global seremos mucho más débiles y es el único camino para reducir al máximo la violencia y el terrorismo, que se combaten, por supuesto, con las armas, pero solo se ganan con la cultura".