Alberto Merchán Muñoz, de 4 años, necesitaba con urgencia un trasplante de médula ósea para poder superar la enfermedad rara que padecía. Después de muchas pruebas, a Alberto, que es vecino de Cardeña, le descubrieron en el hospital Reina Sofía que sufría el síndrome de Wiskott Aldrich, pero el primer diagnóstico fue que este niño padecía una PTI (Púrpura Trombocitopénica Idiopática), falta de plaquetas en sangre. Este síndrome es una enfermedad hereditaria, transmitida de madre a hijos, que afecta únicamente al sexo masculino y que supone la ausencia de producción de la proteína WASp. El padre de este pequeño, Francisco Merchán, resalta que la suerte quiso que la hermana de Alberto, Noelia, "toda una heroína que por entonces tenía solo 7 años", fuera 100% compatible y pudiera ser la donante. Pero antes de que ocurriera este "milagro", como lo califica esta familia, Alberto no dejaba de sufrir déficit plaquetario y otras enfermedades que lo dejaban muy débil. Desde que nació tuvo que soportar los síntomas típicos de este síndrome: dermatitis atópica, bronquitis de repetición, continuos resfriados y la PTI, en forma de pequeños puntitos rojos por todo su cuerpo. El niño fue derivado al Servicio de Inmunología del Reina Sofía y en julio del 2009 su responsable, el doctor Manuel Santamaría, confirmó que Alberto padecía el síndrome de Wiskott Aldrich. Como consecuencia de este problema, el niño requería un trasplante de médula para curarse, algo muy complicado de conseguir, debido a la escasez de donantes compatibles. El trasplante se efectuó el 3 de febrero del 2010 en el Reina Sofía, gracias principalmente al esfuerzo del doctor Santamaría y al de Pedro Gómez, jefe de Hematología Pediátrica. "Por la mañana le extrajeron la médula a mi hija y poco después se la pusieron a mi hijo. Fue un día muy duro", recuerda Francisco Merchán.

Afortunadamente, la recuperación de Alberto es muy favorable y en la actualidad solo tiene indicado un antibiótico preventivo, después de haber tenido que tomar a diario multitud de medicamentos. "Nuestro hijo hace vida normal, aunque acude a revisiones y cuenta con un calendario de vacunaciones adaptado, como si hubiera vuelto a nacer", indica Francisco. Los padres de Alberto no tienen palabras para agradecer el trabajo llevado a cabo por los servicios de Hematología y de Inmunología del Reina Sofía y, sobre todo, resaltan "el valor y el coraje" de su hija Noelia, que sufrió como la que más. "Gracias a ella, nuestro hijo Alberto sigue con nosotros", destacan.