Se han cumplido las primeras 24 horas desde que iniciase la huelga de hambre y asegura sentirse con "muchas fuerzas para seguir luchando". Dice estar confiado en que su hija aceptará la propuesta de regresar a Zuheros durante varios meses para razonar su futuro, "siempre y cuando Felisa sea la misma que antes y no la hayan transformado".

La vida de Jesús Poyato, padre de una de las dos jóvenes novicias que en mayo ingresaron sin avisar en un convento sevillano, se desarrolla desde el pasado martes en un habitáculo de 15 metros cuadrados. Cuenta con una foto de ella, un pequeño colchón, un ventilador antiguo, varias botellas de agua, bebidas rehidrantantes y tiene acceso a un reducido cuarto de baño.

"Estoy bien, normal, dentro de la situación en la que estamos. Tenemos el cariño de la familia, amigos y vecinos del pueblo", manifiesta Poyato. Siguen cariacontecidos por todo lo ocurrido, aunque no pierden la esperanza. En la casa de Carmen la situación es muy similar aunque han preferido mantener la aflicción entre muros. "No puedo obligar a que nadie haga una huelga de hambre. Es mi decisión, aunque sí puedo decir que están, al igual que nosotros, completamente destrozados".

Tanto Jesús como Paqui, su mujer, confían en que la trascendencia del caso permita desbloquear la situación y la Compañía de la Cruz facilite el regreso de Felisa, de forma eventual, a Zuheros. Los padres han reiterado que "si su deseo es consagrar su vida a Dios, así será", aunque como padres necesitan una explicación. "Nos gustaría, al menos, despedirnos de ella como se merece", concluye.

El pueblo

En Zuheros, un pequeño municipio de menos de 800 habitantes encaramado en la Subbética, Felisa, Carmen y ahora la huelga de hambre y el encierro en la iglesia, se han convertido en el asunto más comentado en plazas, bares y casas.

La mayoría de los vecinos, como ya quedó de manifiesto con la concentración del 10 de junio y con el anuncio de la huelga, han mostrado su apoyo a la decisión de Poyato. "Es comprensible lo que ha hecho Jesús. Es una tema muy delicado. Creo que las cosas se podrían haber hecho mucho mejor por parte de quienes la animaron a entrar en el convento", comenta Juan Lastres, vecino del pueblo. "Es un asunto complejo. Se ha truncado la libertad de las niñas. A ellas no se les ha dado la oportunidad de opinar. El cura debería abandonar esta parroquia cuanto antes por el bien de Zuheros", argumenta, enérgicamente, Evaristo Pineda.

El pensamiento de Evaristo también es común entre muchos vecinos. "No debería seguir aquí porque el que predica la palabra de Dios debería haberle comunicado algo a la familia. Como padre, haría exactamente igual que Jesús", declara Jesús Cubero, hermano mayor del Cristo Amarrado a la Columna.

Mañana, si nada se mueve en el claustro de la beata Sor Angela de la Cruz, Jesús continuará en la iglesia. Será su tercer día en huelga de hambre.