Aunque la historia del yacimiento es milenaria, tan solo hace 20 años que se conoce su existencia. Todo empezó en 1991 a raíz de la puesta en marcha de la construcción de la nueva estación de ferrocarril y del soterramiento de vías, una larga reivindicación para evitar que la ciudad estuviera divida en dos zonas por culpa de los raíles.

La sorpresa llegó el 20 de mayo de ese mismo año en la zona donde se ubica el edificio de la estación, cuando se descubre que se están destruyendo restos arqueológicos. La inmediata denuncia de la Universidad de Córdoba paraliza las obras y empieza el trabajo de los arqueólogos. La primera investigación se centra en tomar conciencia de lo que se ha encontrado, puesto que era "algo fuera de lo normal, no se conoce nada igual en el mundo", según comenta Camino Fuertes, técnico de la delegación de Cultura de la Junta, que recuerda que llegaron a Córdoba expertos internacionales para valorarlo, tomándose conciencia de que "el yacimiento es único".

A partir de entonces los trabajos se intensifican, hallándose un "grandioso edificio" y haciendo nuevas excavaciones por toda la zona, ya bajo la tutela de la Administración autonómica. En 1997 se declara como Bien de Interés Cultural, protegiéndose de cara a futuras obras en la zona.

Estos 20 años de trabajos han demostrado "la gran importancia de estos restos arqueológicos", con una característica que hacen a este yacimiento distinto al resto de los que hay en la ciudad y es que se trata de un edificio, "lo que cuesta más trabajo interpretar", aunque a medida que se fue avanzando en su análisis --es el yacimiento más estudiado de toda España-- se supo que está asociado al emperador Maximiano Hercúleo y construido entre los años 293 y 305. "Al principio no creíamos que pudiera haber un edificio de este tipo en Córdoba, pero su estudio nos fue llevando a la conclusión de que era la sede de algo de caracter oficial de primera categoría", continúa Fuertes, que añade que con los siguientes análisis se supo cuándo se construyó, "un dato muy importante para su interpretación".

En 1993, una lápida encontrada en una de las termas con los nombres de dos césares dio la certeza de que pertenecía a la primera Tretarquía. Para la Fuertes, es "uno de los grandes yacimientos romanos del mundo" y la investigación de los restos excavados está completada, pero queda mucho por saber porque queda también mucho por excavar. Aunque estamos en un mal momento económico, "creo que Córdoba debe apostar por su cultura. Su patrimonio monumental es su fuente de riqueza y saber mostrar esa historia, ponerla en valor y protegerla redundaría en beneficios para Córdoba", concluye la experta.