Antonio Borreguero es un bujalanceño de pura cepa que cumplió los 100 años el pasado 2 de enero. Actualmente reside en la residencia de ancianos San Juan de Dios de Bujalance, en la que, como él dice, está muy a gusto. Es un hombre afable y muy comunicador. Se asea y se viste solo y todas las mañanas y tardes da largos paseos por los caminos y las calles del pueblo. Empezó a trabajar de niño con cuatro años, ayudando a su padre en el campo haciendo todas las faenas en la aceituna, el trigo o el algodón. También fue carbonero. Tras la Guerra Civil, siguió trabajando en el campo, sobre todo en la aceituna, y a fuerza de mucho trabajar juntó 400 olivos.

Borreguero nos habla también de su vida sentimental. Tuvo varias novias y también cogió varias enfermedades venéreas. Pero no llegó a casarse porque su padre y él eran muy exigentes en el trabajo del campo. Su vida ha estado siempre ligada al campo y piensa que ha llegado a los 100 años porque no es de comer mucho y se toma dos copitas de vino todos los días, aunque antes se tomaba cuatro. Además siempre está haciendo ejercicio, sobre todo andando mucho, que es lo que más le gusta.