Pisar Puntagorda y Tijarafe retrae a cualquiera a lo ocurrido en La Palma hace apenas 22 meses. Un olor distinto al habitual, ceniza que cae sobre las cabezas y de nuevo un sentimiento de resignación de que poco más se puede hacer. Miles de vecinos de la comarca noroeste de La Palma se llevaron un nuevo sobresalto de madrugada en una de las zonas de mayor peligrosidad de incendio forestal de todo el país. Esta vez el fuego se prendió pocos minutos después de la 1:00 de un sábado incipiente en el que las condiciones climáticas anunciaban que algo podía pasar.