Fue ella quien me lo recordó. Hace doce años que no nos vemos. Somos auténticos desconocidos.

He perdido el pan, así que no tengo desayuno. Asciendo el puerto de seis kilómetros con el estómago vacío porque a las siete y dieciocho no hay nada abierto en Valero. En plena subida me cruzo con una señora y especulo. A qué hora se habrá levantado esta mujer. En San Miguel de Valero tampoco hay bar abierto. Otros seis kilómetros vacío. En Linares de Riofrío me tomo dos bocadillos de jamón de Guijuelo; el primero lo devoro compulsivamente y la camarera queda sorprendida. El segundo lo acompaño con la Gaceta de Salamanca. Leer la prensa local en los bares es uno de los caprichos de cada parada.

Dije que durante el viaje no tendría a nadie en la cabeza, pero Ana ha creado un grupo llamado En ruta a modo de cuaderno virtual. Por si luego te sirve para tus crónicas. Dice que no estoy viajando solo.

Llego a Salamanca antes que ella. Culmino la primera parte del trayecto en la plaza Mayor, 955 kilómetros desde Córdoba.

¿Qué harías si entras en un apartamento tras once días sin techo?

Calle Pozo Amarillo, número 10. Pongo una lavadora y su sonido me resulta tan agradable que permanezco unos segundos observando cómo la ropa da vueltas. Pienso en todas las fuentes que usé como pila. Luego me recreo en el baño y me acuerdo de cuando tenía que ducharme con media botella de agua. La espero en el sofá, leyendo.

Nunca olvidaré ese sofá.

Tengo algo de nervios. Doce años sin vernos. A las 18:04 me manda su ubicación. Sigo leyendo. A las 18:53 escribe, que está cerca. Cojo el teléfono cada diez líneas. A las 19:05 vuelve a brillar. Estoy buscando aparcamiento. Dejo de avanzar. 22 minutos después llama al porterillo. Suelto el libro, me pongo la camiseta y salgo descalzo al rellano, calcetines grises y pantalón corto; me toco el pelo con impaciencia, está tardando más de la cuenta, solo es un primer piso. ¿Subirá por las escaleras? Miro el móvil. ¿Qué maleta traerá? Sale del ascensor. Lleva un vestido negro por debajo de las rodillas y coleta. Durante dos días dejamos de escribir en el grupo.