La intensificación del uso de la tierra agrícola y el crecimiento de la tierra cultivable provocan un incremento global de la erosión del suelo. Con el aumento de la escorrentía y la erosión del suelo se generan sedimentos que son arrastrados hasta ríos y lagos. Por tanto, además de la pérdida de suelo, se produce una contaminación de ecosistemas acuáticos que llega a provocar situaciones de eutrofización en las que se agota el oxígeno y las especies de agua dulce o marinas mueren, como ocurrió recientemente en Murcia.

Para conocer el efecto del cambio de uso de suelo de la tierra agrícola en la generación de escorrentía y sedimentos a una escala concreta de eventos de lluvia, el investigador Andrés Peñuela de la Unidad de Excelencia María de Maeztu-Departamento de Agronomía de la Universidad de Córdoba (Dauco) junto a un equipo internacional, aplicó un modelo basado en ecuaciones físicas a dos cuencas hidrográficas situadas en el suroeste de Reino Unido.

Con este modelo (denominado Shetran) se evaluaron una serie de parámetros relacionados con la cobertura de la tierra y tras las simulaciones se determinó que lo más importante es la extensión de tierra cultivable y el uso de cultivos de cobertura.