Ganado: Seis novillos del hierro gaditano de Fuente Ymbro bien presentados y de juego dispar. El mejor, el quinto, noble y con mucha calidad. Primero y segundo, nobles, manejables pero con un punto de mansedumbre; cuarto, manejable pero a menos. Tercero y sexto, deslucidos, descatados.

Javier Moreno ‘Lagartijo’: dos pinchazos, estocada casi entera y un descabello (ovación) y pinchazo y estocada desprendida (vuelta al ruedo tras petición)

El Rafi: pinchazo, estocada tendida y un descabello (ovación) y media contraria y trasera (oreja)

Tomás Rufo: estocada trasera y tendida y un descabello (silencio) y estocada tendida (oreja)

Incidencias: Primer festejo del ciclo taurino de mayo. Un quinto de plaza debido a las limitaciones y con máximo control de localidades y protocolo de seguridad anticovid. Se guardó un minuto de silencio por la reciente muerte del que fuera presidente de la plaza de toros Diego Márquez. Ha debutado como presidente de la plaza Jesús Coca.

A la hora en la que las golondrinas se retiran a sus aposentos del techo de grada, la tragedia ha sobrevolado sobre el pulcro albero de Los Califas. El quintó se ha desentendido de la muleta de El Rafi y se ha encaminado hacia la chaquetilla del francés. El torero se ha zafado con suerte de los gañafones del novillo hasta en tres ocasiones, que lo ha podido reventar en ese espacio cruel que existe entre el tercio y las tablas, donde dos centímetros, a veces, se convierten en un asidero a la vida. Tras sentir el suspiro colectivo filtrado a través de las mascarillas, El Rafi ha comenzado una faena que le ha llevado a cortar una oreja al mejor novillo del encierro de Fuente Ymbro. Rafael Raucole, que así se llama este nuevo torero nimeño que está a las puertas de la alternativa, ha andado muy dispuesto  tanto con el capote como con la muleta, aunque las carencias lógicas de la falta de festejos, le hayan impedido alcanzar una mayor brillantez. Su labor al quinto, tras el susto, ha comenzado con dos rotundas tandas con la derecha y una con la izquierda con dos muletazos sobresalientes. Una desmayada tanda por el derecho y unas manoletinas abrochadas con sendos cambios de mano han sido lo más interesante de la tarde. Lo ha matado bien y ha conseguido una oreja justa porque además ha estado variado con el capote. A la verónica de salida, notable; en un conjunto de tapatías al paso, sobresaliente. Con el primero de su lote, otro de los novillos potables del festejo ha comenzado acoplado con dos tandas por el derecho con momentos de calidad por abajo, pero hasta ahí. Ha fallado a espadas.

El Rafi en un desplante tras un quite. MANUEL MURILLO

La otra oreja del festejo, de distinto peso, generosa, baratita, ha sido para Tomás Rufo, también voluntarioso pero con el peor lote. Al igual que Rafi, ha mostrado una esperanzadora variedad con el capote en las intervenciones en quites en sus toros y en los de sus compañeros. Tafalleras, gaoneras, lopecinas y verónicas han sido el grueso del repertorio del toledano. Su primer toro no le ha permitido nada por su incesante cabeceo y al segundo sólo ha podido arrimarse con insistencia para robarle muletazos aislados. La estocada, tendida, ha surtido efecto.

Tomás Rufo con el capote en uno de los quites. MANUEL MURILLO

El novillero cordobés Javier Moreno 'Lagartijo', esta tarde en Los Califas. MANUEL MURILLO

Javier Moreno Lagartijo ha mostrado una voluntad encomiable y ha conseguido momentos de lucimiento con la muleta con el primero, pero no ha podido cerrarse el círculo del triunfo: a medias por el fallo a espadas a medias porque no ha terminado de acoplarse con el novillo, noble, manejable, mansito. Aun así, el cordobés ha conseguido dos tandas por el izquierdo con contenido, trazo lento y mucho aseo. Al acortar distancias, el novillo le ha enganchado la muleta en varias ocasiones y sólo ha habido espacio para el arrimón. Con el cuarto, que ha brindado a Finito, sólo ha podido lucir al principio. También con ganas y disposición frente al noble fuenteymbro. Luego el novillo se le ha ido desinflando. Ha fallado de nuevo con los aceros y el público, que ha estado toda la tarde muy cariñoso con él, le ha pedido una oreja que ha quedado en vuelta al ruedo. Pero por encima de todo, de Lagartijo y de sus compañeros tenemos que valorar que, con la que está cayendo, quieran cometer la bendita locura de ser toreros. Es un milagro. Los aficionados, mientras tanto, nos conformamos con poder ver regresar las golondrinas a los techos de Los Califas mientras vivimos una corrida de toros. Mañana más.