Nuevo intento masivo de paso por la frontera de Melilla, parcialmente exitoso en esta ocasión. Un grupo de alrededor de 120 subsaharianos intentó ayer entrar en masa en la ciudad autónoma española pasadas las dos de la tarde. De ellos, unos 40 consiguieron su objetivo y el resto se quedaron en el lado marroquí. El tramo de valla elegido por los inmigrantes para dar el salto cuenta desde hace ocho años con alambradas con cuchillas en la parte baja (estas nunca fueron retiradas), pero no es de los segmentos en los que el Ministerio del Interior ha instalado en las últimas semanas cuchillas en la parte superior.

El asalto no debió de sorprender a los vigilantes, ya que esta misma semana la Guardia Civil pronosticó que habría un intento masivo de entrada por parte de los cerca de 2.000 inmigrantes que esperan emboscados en campamentos del monte Gurugú, en Marruecos, una oportunidad para pasar a España.

De los 40 subsaharianos que ayer lograron superar la frontera, anoche 24 se encontraban en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) de Melilla, ubicado cerca del punto de la valla por el que habían saltado. Algunos de ellos explicaron que al pasar vieron cómo la policía marroquí apaleaba a los que no lo lograron. Varios de estos fueron detenidos y cinco tuvieron que ser atendidos por heridas leves en un hospital de Nador, antes de ser trasladados a una comisaría. Entre ellos, hay una mujer que también intentó saltar.

ESPERANDO EL MOMENTO En el monte Gurugú, los inmigrantes dedican su actividad principalmente a evitar que la policía marroquí les detenga en sus constantes redadas. Allí estudian cómo sortear los sistemas de seguridad de la frontera, a la que incluso bautizan por tramos. Han seguido la reinstalación de alambradas con cuchillas a seis metros de altura y saben que hay por lo menos 20 puntos por los que no tienen que intentar saltar.

Según declararon días atrás a este diario fuentes de la Guardia Civil, las espirales con cuchillas no evitan los saltos. Lo que sí logran es que las dificultades añadidas compliquen el paso de los inmigrantes y al ralentizarlo faciliten la llegada de los agentes. En Melilla hay 12,7 kilómetros de valla que separan la ciudad autónoma de Marruecos. Las oenegés ponen el grito en el cielo por que se recuperen las cuchillas que ya fueron instaladas en la parte superior de la valla durante el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, y que acabaron retiradas. En gran parte por la impresión que causaban las imágenes de las heridas de quienes se topan con la concertina. Las mismas oenegés vaticinan que a Mariano Rajoy le pasará lo mismo, y que tendrá que retirar un sistema tan contestado.