Unas 5.000 personas participaron ayer en una concentración sin apenas presencia de inmigrantes para rechazar la violencia y pedir más seguridad en el barrio madrileño de Villaverde. La manifestación fue convocada después de los incidentes sucedidos el pasado fin de semana tras la muerte, el día 2, del joven Manuel González, supuestamente acuchillado por un dominicano.

El callejón donde murió apuñalado el joven fue el punto final de la marcha, que concluyó sin incidentes tras guardarse un minuto de silencio y corearse gritos de Manu, Manu y Asesinos, asesinos . A continuación, los padres de Manuel, que mantuvieron una gran entereza durante todo el trayecto, depositaron un ramo de flores blancas en el lugar exacto donde murió su hijo.

No obstante, durante la hora y media de recorrido se vivieron momentos de tensión y crispación. En algunos instantes se oyeron gritos xenófobos, insultos y sonidos simiescos dirigidos hacia algunos inmigrantes negros que se asomaron por las ventanas.

"Seguramente no es un barrio racista, pero desde la muerte de Manuel se han disparado las agresiones a los inmigrantes", denunció Mohamed Fillad, uno de los pocos inmigrantes que siguieron desde una esquina la manifestación.

Varios policías de un total de 300 que, según la delegación del Gobierno, controlaron la manifestación, intervinieron cuando los dirigentes socialistas Rafael Simancas, Trinidad Jiménez y Pedro Zerolo, intentaron situarse detrás de la pancarta No a la violencia y sí a la convivencia que presidía la marcha. Ante los abucheos, pitadas y gritos de "sinvergüenzas", "más justicia" y "más seguridad" optaron por ubicarse en una discreta segunda fila. Algunos manifestantes hicieron sonar cacerolas y sartenes. "Ellos tienen todos los derechos y nosotros ninguno. Que vengan las televisiones a las tres de la mañana cuando son los reyes de la calle", afirmaron dos vecinas airadas.

Fuentes policiales explicaron que durante la mañana se retiraron numerosos carteles firmados por Falange Española con la leyenda de Fuera inmigrantes y fotos de Manuel que habían sido colocadas a lo largo del recorrido. También fueron borradas numerosas pintadas racistas.

"Hoy los inmigrantes están acojonados. Este es un barrio líder en marginalidad en el que se han desarrollado bandas nazis y de inmigrantes como los Lating Kings y los Ñetas", lamentó Francisco Calle, presidente de la Federación de Regional de Asociaciones de Vecinos. Según Calle, las peleas y enfrentamientos son habituales, hasta el punto de que algunas bandas exigen dinero a los menores de otras para entrar a jugar a un parque.