REPORTAJE

Un Viernes Santo pleno de cofradías en las calles

Los días grandes de la Semana Santa concluyen con la estación de penitencia de todas las hermandades en un ambiente primaveral con el que miles de personas se han echado a la calle

Todo llega a su fin. La Semana Santa poco a poco ha ido pasando, la dorada urna del Santo Sepulcro anunció en la tarde noche del Viernes Santo que queda poco para que la Semana Santa de este año concluya.

Una Semana Santa que, como hemos ido reseñando a lo largo de estos días, ha estado marcada por la buena temperatura y las bullas en las calles. Unas calles que han estado literalmente abarrotadas de gente prácticamente al paso de todas las cofradías, una tónica de la que este Viernes Santo tampoco ha sido ajeno.

El Viernes Santo llegó con la resaca de la madrugada. Porque sí hubo madrugada en Córdoba. Verán. Tras el estallido de emociones que habían dejado por la tarde las hermandades del Jueves Santo, las calles siguieron repletas de gente para acompañarlas hasta sus templos bien entrada la madrugada del Viernes Santo.

Tal es el caso de la hermandad del Cristo de Gracia, en la que una multitud arropaba a la cofradía trinitaria por San Lorenzo y María Auxiliadora hasta su llegada a la antigua plaza del Alpargate para asistir a la recogida de esta hermandad. Algo similar ocurrió en la plaza de San Agustín alrededor de la Virgen de las Angustias o en Poniente, donde el público también arropó a la hermandad de la Cena.

Buena Muerte

La madrugada parece que comienza a brotar y mucha de la gente que estaba recogiendo a estas hermandades, en vez de irse a la cama a otras ciudades vecinas, prefirieron apoyar a la única hermandad de la madrugada acercándose hacia la Catedral para ver salir de carrera oficial a la hermandad de la Buena Muerte, una hermandad que había hecho su salida desde la Real Colegiata de San Hipólito a las doce de la noche.

Una salida con mucho público en la calle. El silente cortejo de esta hermandad fue avanzando por calles céntricas de la ciudad como la avenida del Gran Capitán o San Felipe buscando la Trinidad para, por la avenida del Doctor Fleming, acceder al recorrido de las cofradías.

A pocos metros, en el silencio de la noche, se escuchaba el crujir de la madera del severo paso del Cristo de la Buena Muerte, que fue exornado con un calvario de clásico clavel rojo.

Al fondo de la calle se vislumbraba el palio de Nuestra Señora Reina de los Mártires, que cruzó con el característico sonido del fleco de la bambalina dando sobre el varal. Así, con toda la candelería de su paso encendida y exornada con rosas en color blanco, avanzaba en una fría madrugada camino de la Catedral.

El Viernes Santo comenzó temprano, ya que, por la mañana, tuvo lugar el tradicional vía crucis del Cristo de la Caridad acompañado de los populares legionarios en un recorrido que, tras partir de la parroquia de San Francisco, llegó hasta la Catedral seguido de cientos de personas que no quisieron perderse este acto que ya forma parte de la Semana Santa cordobesa y de esta manera quitarse la espina de no haberlos podido ver en la tarde del Jueves Santoz ya que la hermandad, por motivos económicos, no ha podido contar este año con el tercio Gran Capitán, primero de la Legión.

Soledad

Ya por la tarde, la primera de las cofradías en ponerse en la calle fue la hermandad de la Soledad, que lo hizo desde la parroquia de Santa María de Guadalupe, en el barrio de Levante. Es la segunda vez que la hermandad parte de este templo, ya que radica aquí desde hace apenas unos años. Unos años que le han servido para asentarse en este moderno barrio donde la cofradía ha visto cómo en poco tiempo ha duplicado el número de hermanos.

La bellísima imagen de la Virgen de la Soledad caminó por las calles de la ciudad en su paso de caoba exornado con un friso en color morado en el que se pudieron ver orquídeas. La Virgen lució vestida con saya blanca y manto negro en ese guiño a la antigua iconografía de la Virgen de la Soledad. Así, a los sones de la cordobesa banda de música de Nuestra Señora de la Estrella, caminaba la dolorosa entre solemnes marchas por este moderno barrio.

Conversión

Y mientras la Virgen de la Soledad caminaba buscando el casco histórico para llegar a la Catedral, en el barrio de las Electromecánicas, concretamente en la iglesia de Nuestra Señora del Rosario, todo estaba listo para poner la cruz de guía de la hermandad de la Conversión en la calle.

La hermandad, que este año realiza su segunda estación de penitencia, puesto que el pasado año se incorporó por primera vez a la carrera oficial de la Semana Santa, caminó a muy buen ritmo, no podemos olvidar que viene de bastante lejos.

El Cristo de la Oración y Caridad en la Conversión del Buen Ladrón, titular de la cofradía, fue avanzando por grandes avenidas entrando al casco histórico de la ciudad por la avenida del Doctor Fleming. El paso de misterio fue exornado con un friso de distintas variedades florales en tonos rojos y morados y acompañado musicalmente por la Agrupación musical de Nuestro Padre Jesús de la Redención.

Dolores

Pero si la hermandad de la Conversión representa la estampa más moderna del Viernes Santo, en Capuchinos se estaba produciendo la estampa de siempre, la estampa clásica que ofrece la hermandad de los Dolores.

Puntualmente los negros nazarenos de la cofradía se pusieron en la calle y, poco después, en la puerta del recinto ubicado junto a la plaza de Capuchinos estaba ya el paso del Cristo de la Clemencia exornado con rosas rojas. La banda de la Coronación de Espinas elevaba la primera de las marchas y el crucificado, entre los característicos faroles de su paso, comenzaba a caminar en dirección a la calle Conde de Torres Cabrer. Sonaba la marcha Cristo del Amor para el Cristo de la Clemencia.

Quedaba muy poco para que de nuevo el tiempo se parara al contemplar la dolorosa por antonomasia de Córdoba, la Virgen de los Dolores, la Señora de Córdoba, que, bajo el cielo azul celeste que le ofrecía la espléndida tarde, estaba dispuesta en su característico paso.

El paso de la dolorosa, que, exornado con rosas blancas, fue caminando a los sones de la sevillana banda de música Maestro Guerrero de los Palacios y Villafranca, se fue adentrando por Conde de Torres Cabrera buscando la Plaza del Cardenal Toledo, una zona especial para la cofradía, el llamado tramo azul, un enclave donde las personas con autismo que sufren la sensibilidad acústica y sus familias pudieron contemplar el transitar de la cofradía desde la cruz de guía hasta el paso de Virgen, al igual que el resto de la ciudadanía y con la máxima accesibilidad cognitiva posible.

Expiración

Casi al unísono la puerta de la iglesia de San Pablo se abría para dejar pasar la cruz de guía de la hermandad de la Expiración. Al fondo del templo se vislumbraban los pasos de la cofradía que no tardaron mucho en hacer su salida.

El Cristo de la Expiración en su severo paso de caoba, exornado con un friso de iris morado, fue tomando la calle entre un respetuoso silencio solo roto por la música de capilla interpretada por el trío Ars Sacra, que elevó hermosas piezas musicales al paso del Cristo de la Expiración.

Un Cristo que poco a poco se alejaba por la calle Capitulares mientras que por el compás de San Pablo, a los sones de la marcha Expirando en tu rosario, el paso de palio de la Virgen del Rosario en sus misterios dolorosos avanzaba para encarar la puerta exterior del templo.

La guapa dolorosa estaba ya a punto de hacer su salida. Su palio negro de cajón fue exornado con rosas en color blanco tanto en el friso del paso como en las jarras.

La Virgen del Rosario, al salir, enganchó un varal en la puerta exterior de San Pablo. A consecuencia del golpe, en la Catedral el varal maestro del lado derecho se rompió, por lo que la cofradía, a la vuelta, acortó el recorrido volviendo por la calle la Feria y no por el Compás de San Francisco, como tenía previsto.

Sin duda fue una especial estación de penitencia para la hermandad, ya que este año se cumplen 50 años de la bendición de esta imagen, una imagen que tallara el imaginero sevillano Luis Álvarez Duarte en el año 1973.

Descendimiento

Y mientras la exquisitez del palio de la Virgen del Rosario caminaba con solemnes marchas interpretadas por la sevillana banda de música Amueci, en el Campo de la Verdad el Cristo del Descendimiento estaba ya bajo el cielo azul de este Viernes Santo.

El paso del Cristo del Descendimiento comenzaba su caminar por el popular barrio del otro lado del río. A pocos metros la Virgen del Buen Fin hacía su salida desde la cochera anexa a la parroquia de San José y Espíritu Santo, en un palio que fue exornado con distintas variedades de rosas en tonos pasteles.

Santo Sepulcro

La cruz de guía de la hermandad del Descendimiento avanzaba ya por el Puente Romano camino de la Catedral, el Viernes Santo comenzaba a declinar y en la iglesia de la Compañía todo estaba preparado para poner el broche final a esta intensa jornada.

El rotundo sonido de la matraca anunciaba el cortejo de la hermandad del Santo Sepulcro. Una hermandad que este año celebra el 450 aniversario de sus primeras reglas y que la cofradía lo está celebrando con un Año Jubilar otorgado por la Santa Sede.

El paso del Señor cruzaba la plaza de la Compañía, mientras la música de capilla se elevaba al cielo de Córdoba, todo era silencio y recogimiento. Los ciriales y el incienso anunciaban que el paso de duelo de la Virgen del Desconsuelo, acompañada de San Juan y la Magdalena, estaba ya en la calle entre las solemnes voces del coro Cantabile.

En la Compañía todo era silencio y oscuridad. Se ponía fin a un Viernes Santo con la mirada puesta en la radiante mañana del Domingo de Resurrección, cuando el Señor Resucitado y la Virgen de la Alegría pongan el broche final a esta espléndida Semana Santa que, cargada de momentos para el recuerdo, ha llegado a su fin.

Virgen del Desconsuelo.

Virgen del Desconsuelo. / O. BARRIONUEVO

El Sepulcro celebra el 450 aniversario de sus reglas

La Santa Sede ha otorgado a la cordobesa hermandad del Santo Sepulcro la concesión del año jubilar con motivo del 450 aniversario de sus primeras reglas conocidas. 

El inicio de este año jubilar comenzó el pasado 22 de febrero, Miércoles de Ceniza, con el rito de apertura de la Puerta Santa de la parroquia de El Salvador y Santo Domingo de Silos (la Compañía), en un acto presidido por el obispo de Córdoba, Demetrio Fernández. Este año jubilar se clausurará el 18 de febrero de 2024, día en que la hermandad celebrará una función en honor de Nuestro Señor Jesucristo del Santo Sepulcro.

La corporación del Viernes Santo recuerda que, desde sus orígenes en el último tercio del siglo XVI hasta la exclaustración de 1835, la cofradía del Santo Sepulcro se encuentra ligada a los carmelitas de la antigua observancia. Así, durante la estancia del convento del Carmen en la ermita de la Vera Cruz se produce el nacimiento de la cofradía penitencial del Santo Sepulcro. Las primitivas reglas fueron aprobadas el 5 de marzo de 1573, aunque la cofradía ya se encontraba erigida con anterioridad. 

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