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No lo hagas

«Si optas por la vida, llevarás siempre la inmensa alegría del amor. Te doy mi palabra»

Hija mía, no abortes, por favor; no lo hagas. Sé muy bien tu angustia, tus miedos, el terror en el que ahora mismo te ahogas. De sobra conozco esos abismos, las cavernas de soledad en las que la mente puede hundir al alma. Tú empiezas el camino de tu vida. Yo de sobra sé el suplicio que supone una noche y otra noche y otra noche, segundo a segundo, cuando parece que no existe nadie y nunca va a volver a amanecer. De sobra conozco ese sudor frío, que te empapa, que te sobrecoge y paraliza. Tú puedes decirme: «Es muy fácil para ti hablar desde fuera del problema»; o: «Qué sabes tú de cómo me siento y mis circunstancias»; o: «Quién eres tú para meterte en mi vida y mis problemas». Sí, lo sé; estoy inerme ante la inmensidad de tu momento. Por eso no apelo a palabras ni razones; no protesto; sólo rezo y te suplico: «No lo hagas». Nada más. Porque te aseguro que, si optas por la vida, la vida te dará vida. Puedo asegurarte que el camino de la muerte te lleva más y más a la tiniebla, y para siempre; que te apartará del amor y de la luz. Te lo aseguro. Te entrego mi vida por asegurarte esta certeza. Te la entrego en cada sufrimiento, cada extravío, cada error que he cometido y su dolor de ya no poder solucionarlo, de no poder darle para atrás a la máquina del tiempo y no haberme equivocado. Te aseguro que esto es el infierno. El infierno es tomar conciencia de que hice mal y ya no puedo solucionarlo y cargar toda mi vida con esa oscuridad, confiado por completo al agua purificadora de la misericordia y el amor de nuestro Padre de la vida. Hija mía, por esto te ruego que resistas a la tentación del miedo. Él siempre promete que si lo sigues, te resolverá el problema. Pero te juro que en cuanto caigas en su trampa, el miedo crecerá, y te humillará, y te arrastrará cada vez con más violencia, porque te dejará sola en su desolación oscura. Hija mía, te escribo para regalarte mis setenta años con su fruto de muchos errores y oscuridades, pero también de mucha oración. Porque la tentación del miedo no cesará en tu vida. Siempre tendrás a tu alrededor y dentro de ti el vértigo de su tiniebla. Si optas por la vida, llevarás siempre la inmensa alegría del amor. Te doy mi palabra, porque esto fue lo que me regalaron los que dieron su vida para que yo viviera.

*Escritor

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