Diario Córdoba

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José Javier Rodríguez Alcaide

La Unión Europea y la Rusia de Putin

Hoy ante la crisis de oferta de petróleo y gas se necesitaría una autoridad global

Hace cincuenta y un años seis países europeos en París firmaron el Tratado de la Comunidad Económica del Carbón y del Acero, que estuvo dirigida por una alta autoridad a la que le correspondía supervisar ese mercado, vigilar las normas de la competencia y velar por la transparencia de los precios.

Hoy ante la crisis de oferta de petróleo y gas se necesitaría una autoridad global con las competencias antes aludidas.

La Unión Europea no ha podido diseñar un mecanismo eficaz, capaz de regular todas las ofertas de generación de electricidad dentro de su espacio territorial, al tener que conceder una excepcionalidad a España y Portugal.

Años más tarde, tras la firma del Tratado de Roma en 1957 por el que se constituye la Comunidad Económica Europea, se crea en 1958 la Comunidad Económica de la Energía Atómica, cuyo fin fue coordinar los programas de investigación nuclear, en cuyo seno se ha debatido durante mucho tiempo la errónea competencia entre generación nuclear o generación solar.

Debe tenerse en consideración que el Tratado de Roma nace como solución asociativa tras las reticencias no sólo sobre la energía atómica sino también sobre el proyecto de 1952 para firmar un tratado de creación de la Comunidad Europea de Defensa. El texto, que es de 1952, no fue ratificado por la Asamblea francesa en 1954, de modo que ese sistema europeo de defensa nunca entró en vigor y, ahora, hubiera supuesto una salvaguarda ante las amenazas de Putin.

Aquellos padres de la Unión Europea actual, que fueron Jean Monnet y Robert Schuman, quedaron defraudados ante la negativa de los gaullistas franceses.

Hasta 1999 no se aprobó una Política Común de Seguridad y Defensa en la Unión Europea a la que los países miembros se adhieren libremente.

Aquel Mercado Común de 1957 se impulsó a iniciativa de los países del Benelux como salida al fracaso de los tratados de Defensa y de Energía atómica.

El tratado de Roma permitió la movilidad de personas, bienes y capitales dentro del espacio común y, más tarde, el desarrollo de un Tribunal de Justicia al que ahora apelan etarras y secesionistas catalanes en defensa de sus derechos.

La creación de la Unión Europea actual, desde abajo y por la libre voluntad de sus asociados, ha sido un proceso lento si se compara con la rapidez con la que se descompuso la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y la recuperación de esa Unión, pretendida por Putin, a través de la invasión de sus ejércitos en Chechenia, Georgia, Crimea y Ucrania.

Ante este nuevo enemigo, también secular, la Unión Europea deberá diseñar una mejor política de defensa armada frente a las amenazas rusas de invasión de países bálticos y la restricción de electricidad a Finlandia.

Se observa el difícil equilibrio necesario entre veinte y siete países miembros para avanzar en una política común de defensa.

Se ha conseguido avanzar en los derechos comunes de los ciudadanos europeos, paso a paso, y en el marco de innumerables contradicciones, pero se avanza mediante alianzas capaces de enfrentarse a peligros y enemigos.

Esta dificultad es notoria porque cada país analiza el peligro de la Rusia de Putin desde diferente concepción geopolítica.

Putin se asemeja a Caracalla, emperador de Roma en 212, quien decretó que todos los habitantes libres del imperio romano, de dondequiera que fuesen, sea desde Siria a Británica o desde Mauritania a la Capadocia, podían adquirir la ciudadanía romana, tras ser conquistados por las legiones romanas.

En la Rusia de Putin los ciudadanos de territorios conquistados por las armas usan el rublo y pueden viajar libremente a Moscú y no pueden ser críticos con Putin como aquellos citados no podían criticar a Caracalla.

Si la Unión Europea no dispone de una política común de defensa, llegará el día en que los europeos no se podrán mover libremente desde España a Polonia o desde Portugal a Lituania.

Caracalla con su Constitutio antoniniana en veinte y cuatro horas dio culminación jurídica a la movilidad de las personas hacia Roma en 212.

Nosotros, los europeos, lo hemos ido consiguiendo lenta y democráticamente, tras muchos ajustes de todo tipo, en tanto que Putin quiere reconstruir el imperio ruso por las armas y en meses.

Aquel Caracalla que universalizó los derechos de los ciudadanos del imperio romano fue apuñalado por la espalda por uno de sus guardaespaldas cuando micciona en la cuneta de una calzada en Mesopotamia.

Algunos tienen la esperanza de que Putin muera antes de llegar a constituir la Unión Europea de Defensa.

La historia de la Unión Europea es la historia de esta vieja Europa.

Maria Zambrano dijo que es el camino abierto a los renacimientos, que viene a significar que han existido muchas muertes anteriormente.

*Catedrático emérito de la Universidad de Córdoba

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