Diario Córdoba

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Mercedes Barona

España, abril 2022

Pese a quien pese, y más allá de declaraciones legales, España es católica. Y me atrevería a añadir que barroca y excesiva en ese catolicismo (tan español) de tradiciones, expresiones y sentimientos.

Esta Semana Santa que ha comenzado, la primera post bicho, es para muchos, creyentes o no, una semana de celebración porque poco a poco la vida normal, la que todos (o casi todos) anhelamos vuelve con sus ritos, tradiciones y costumbres, y eso da una cierta tranquilidad.

Que ya saben que se puede ser muy «semanasantero» sin ser creyente, porque aquí somos capaces de conjugar la devoción atea por un Cristo o una Virgen, con las dudas, con las tradiciones arraigadas de cada hogar, o con la devoción más ferviente y sincera.

Hay un mucho de canto a la vida en esta semana de pasión, porque, a pesar de todo y a un a riesgo de estropearles el final de «la película», acaba bien, con una Resurrección por todo lo alto, y esa es la esperanza que todos en algún momento necesitamos, y sirve de sustento y apoyo cuando los días y la existencia reviran a gris. Hemos salido (los que lo hemos hecho) tocados de estos dos últimos años. En la economía, en la salud, en la mente... Y creo que para muchas personas no hay mejor terapia estos días que planchar una túnica de nazareno y recordar con el corazón en la mano a quienes nos precedieron y nos regalaron su manera de entender la fe.

Hay hogares que parecen vivir todo el año para un día, para unas horas concretas, como si el resto de los 364 fueran simplemente un ensayo para esas horas de acompañamiento a un Dios que se hace hombre para redimir nuestros pecados, y a su Madre, que sufre como cualquiera que ve su dolor.

¿Exageración? No crean, que a pesar del mucho postureo de estos días (también), hay quien se siente absolutamente realizado cuando se coloca el capirote o se ciñe el esparto.

Y hay tantas manera de vivirlo como pueblos en España, y en todos ellos encontrarán un inmenso amor por lo propio, por lo cercano y lo que se ha mamado desde la infancia.

No todo el mundo nace con el privilegio de la fe, es cierto. Que lo de creer o no creer para algunos es lujo, para otros condena e incluso motivo de burla, y hay también quien se cree superior por más racional, como si el ser humano fuera únicamente un triste recipiente de lógica y raciocinio.

Yo solo puedo decirles que todo lo que alimente el alma del ser humano, le haga desear ser mejor persona, amar a sus semejantes (no digamos ya a los enemigos) y arrepentirse de lo malo, no puede ser contraproducente; al final se nos juzgará, de una forma u otra, en uno o en otro tribunal, incluso en el de nuestra propia conciencia, por lo que hayamos hecho en esta tierra.

Les deseo una buena Semana Santa, la celebren como la celebren, en casa, en la iglesia, en la calle, en la playa o por el monte. Disfruten y sientan, que ya es hora de que esta primavera nos inunde el alma y nos devuelva las ganas de vivir.

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