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TRIBUNA ABIERTA

Carlos Miraz

50 años ab UCO condita

«Suele decirse que una ciudad tiene alma universitaria cuando varias generaciones comparten aulas»

Para una ciudad que atesora cuatro declaraciones de Patrimonio de la Humanidad no solo es un deber conservar y poner en valor lo que los siglos le han legado sino también incrementar ese acervo en función de las aportaciones que en cada momento le realice la Historia. Así que es todo un acierto el lema «Patrimonio colectivo» que la UCO añade a la conmemoración de su medio siglo de existencia. Cincuenta años durante los que ha logrado ya formar parte del discurrir cotidiano de la ciudad, de su Historia y de sus aspiraciones. Activa la vida de diversas zonas, contribuye al uso y conservación de inmuebles históricos, crea otros nuevos, enriquece el equipamiento ciudadano y sus servicios e incorpora también elementos patrimoniales propios en el terreno del Arte y de la Cultura, además de activar la economía, la vida social, proyectar el nombre de Córdoba internacionalmente e implicarse en sus proyectos de futuro. Ello hace que la UCO sea hoy más ciudad y ésta más universitaria. Una condición de la que cada vez participa en mayor grado toda la provincia al asumir la institución, de modo decidido, su papel dinamizador del territorio.

De ese cincuentenario nos hablan estos días en las Tendillas doce cubos de la memoria de distintos colores. Pero no pintados a capricho. Al menos diez de ellos incorporan los colores corporativos de los estudios sobre cuya historia, presente y personas informan. Colorido al que contribuyen también sendas acuarelas identificando el inmueble que los alberga. Quizá sin proponérselo tienen cierto aroma a Equipo 57 ya que en su día Agustín Ibarrola confió a la escollera de Llanes más de cien de ellos, tocados de distintos colores, uniendo Memoria, Arte y Naturaleza a través de elementos conceptuales o expresionistas. La denominación hizo fortuna y con ella estos populares soportes expositivos. Que además parecen estar en su salsa cuando los alumnos de los institutos cercanos invaden la Plaza de las Tendillas y sus alrededores a la hora del esparcimiento y el bocata. Para ellos son cubos de futuro, mientras otros transeúntes identifican profesores y actos, comentan fotos antiguas o se reconocen con algunos años menos.

Ese diálogo de la Universidad con la ciudad, en su propio corazón, nos trae imágenes ya lejanas en el tiempo y otras que no lo son tanto. Es una interlocución en la que algunos edificios y espacios urbanos han desaparecido, varios han ido cambiando de función y otros se han ido creando. Pero todos vienen referidos a recuerdos y vivencias de la mayor riqueza de ese patrimonio: las personas. Porque patrimonio colectivo son tanto los profesionales formados en el campus que enriquecen el activo ciudadano como quienes desde las distintas instancias de la Institución han contribuido a ello. Suele decirse que una ciudad comienza a tener alma universitaria cuando varias generaciones comparten el paso por las mismas aulas, los mismos profesores, similares vivencias. Y ello también puede constatarse paseando entre las conversaciones de jóvenes y mayores ante los cubos de las Tendillas.

Quizá Ibarrola tuvo en su día una intuición de futuro habilitándolos para almacenar recuerdos. O quizá la UCO ha querido despedirse con ellos de una época simbolizando la que se nos avecina. Lo cierto es que se utilizó la forma cúbica para el primer ordenador cuántico comercial. Y que la unidad básica de computación subatómica es el cubit (que viene de cuántico pero que suena a cubo). Aunque no hace falta hilar tan fino. Los sistemas de realidad virtual ya nos recrean mundos que visitar y con los que interactuar. Así que muy probablemente cuando nuestra Universidad cumpla un siglo bastarán unas gafas para revivir de nuevo el pasado con todo detalle (y hasta remodelar ad hoc , en esa ficción, aquel examen que tantos disgustos nos causó o recuperar, reanimados en avatares, a nuestros viejos compañeros. El embrión para todo ello ya existe).

No deja de ser curioso que la UCO, nacida a lo largo de una Transición que cambió totalmente nuestro país y su sistema de Educación Superior a través de la LRU, inicie su segundo medio siglo de existencia en medio de la gestación de una nueva Ley de Universidades y de otra Transición, más global y de mucha mayor trascendencia, en la que la pandemia ha puesto de relieve el elevado grado de conexión e interdependencia existente entre todos los países de nuestro planeta a la hora de afrontar los graves problemas colectivos. Quizá las ya cercanas elecciones al Rectorado nos adelanten algunas de las pautas con las que las Universidades deberán responder a ese nada fácil futuro.

Compensemos la cosa cuántica con un toque de Humanidades. Una de las maneras con la que los romanos databan la Historia era referirla a la Fundación de su ciudad con las siglas AUC («ab urbe condita»). Nos valdría, con un ligero retoque, para la conmemoración. Serían 5O años AUC (pero «ab UCO condita»).Tito Livio le hubiese sacado partido.

*Periodista

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