Como la imaginación construye a su aire dejé que me trasladara el pasado domingo a Nueva York y me condujera, en una noche helada de febrero, «cuando el asfalto cobra un brillo lívido de escarcha» por sus calles, camino de una iglesia de West Village, donde interpretaban A Love Supreme, una pieza de jazz de John Coltrane. Acababa de leer el artículo de Antonio Muñoz Molina en Babelia Otro regreso de John Coltrane, músico del que no tenía ni idea, y le supliqué a Internet que me trasladara a Nueva York a escuchar A Love Supreme, como Muñoz Molina había hecho aquella helada noche de febrero en una iglesia de West Village. Quedé en paz con el mundo del progreso porque YouTube me llevó a donde aquella noche había estado el escritor de Úbeda escuchando jazz. Un milagro después del bullicio que hacemos que provoque la Navidad bajo las luces del centro y que tanto atosiga a la reflexión, que también es necesaria en fiestas. Más o menos como hace en estos días Francisco Javier Domínguez, inquieto compañero de Los Pedroches, que ha sentido su responsabilidad con el territorio después de que este verano ardieran tanto Villaharta --el pueblo del Aguosto--, como el Puerto del Calatraveño --donde el Marqués de Santillana encontró a la Vaquera de la Finojosa-- y le ha dado vida a 500 botellas de aceite de esa zona que ha llamado Puerto del Cuzna, Olivos Fénix.

Un milagro después del bullicio que hacemos que provoque la Navidad bajo las luces del centro y que tanto atosiga a la reflexión

Es la reflexión en tiempos de Navidad, donde hay tanto jaleo, bullicio, achuchones y mascarillas en entredicho que no me sorprendió el desahogo de esa muchacha por la Avenida del Aeropuerto: «¡Hoy no me ha dado tiempo ni de mirar el móvil¡». Por eso me voy como de ejercicios espirituales a sentir el silencio. Entro en la Mezquita, por la tarde, cuando la oscuridad está iluminada con las lámparas que en su día puso Nieto Cumplido. La arquitectura muestra la contundencia de la historia de arcos de la Mezquita con espacios góticos de las primeras catedrales cristianas. Escenario en el que se presenta Páginas de piedra, un libro escrito por la historiadora del Arte María José Muñoz, que se puso en contacto conmigo para recabar datos para su librito El último domingo, biografía de los mártires de Villaralto, Isidoro e Isidra Fernández. De ahí me voy al Teatro Cómico, a la calle Ambrosio de Morales, donde estuvo el Ayuntamiento antiguo, enfrente de la Fundación Gala, al lado de la Real Academia y de la sede del Partido Comunista, una calle con un alma de mil pareceres. La periodista Mar Rodríguez entrevista en directo a La Trini, Trinidad Montero, en el Teatro Cómico, un espacio donde la historia de Córdoba ha interpretado diferentes papeles. Internet dice que nacida en 1979 esta cordobesa es una cantante especializada en jazz, flamenco, copla, bolero, saeta y bossa nova, que ha actuado en Portugal, Reino Unido, Alemania, Japón o Sudamérica y ha compartido escenario con Kiko Veneno, Raimundo Amador, Presuntos Implicados, Lucho Gatica o Lucrecia. La vi actuar en la Biblioteca Central y quedé prendado. Salgo de la historia constante de la calle Ambrosio de Morales y me encamino al Huerto de Orive, donde el jueves actuó el Real Centro Filarmónico de Córdoba en la XXIX Muestra de Corales Cordobesas y hoy, domingo, a las doce, lo hará Noches de mi Ribera, donde canta mi amigo Rodríguez Leal. Es volver a aquella infancia de rondalla y villancicos, que desconocía el milagro de las aceitunas rellenas, quizá porque estaba demasiado pendiente de los peces en el río, de preguntarle al Niño de quién era y de los pastores que iban a Belén. El viernes, día de los derechos humanos, releí el primero de todos: «Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros». Acababa de leer que el 1% más rico de España posee el 25% de todo el patrimonio nacional, y que el 50 por ciento más pobre de la población solo dispone del 6,7% de la riqueza. Como es Navidad pensé en tragarme estos malos datos en el perol gourmet de hoy del proyecto La ciudad de las ideas de Fernando Vacas: a las 13 horas, en San Basilio darán el aperitivo, el primer plato en San Francisco y el fin del menú en San Agustín a las 15 horas. Los tres santos no cobran pero hay que llevar cuchara y plato. E imaginación.