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ENTRE LÍNEAS

Juan M. Niza

Magma políticamente correcto

«A la ministra Reyes Maroto le faltó sensibilidad y empatía con el volcán de La Palma»

A la ministra Reyes Maroto le faltó sensibilidad y empatía con el volcán de La Palma. Cuando ahora es momento de lágrimas por parte de los residentes y agricultores que están perdiendo sus casas y campos bajo la lava ardiente, no es momento de pensar más allá de la reconstrucción ni aplicar las mismas reglas usadas con la pandemia sobre la resilencia de los ciudadanos, mirando a muchos meses vista y diciendo que podrá impulsarse hasta un turismo de vulcanismo en la zona. No era el momento, digo. Por mucho que a media España le gustaría contemplar este fenómeno natural y la otra mitad ya se le ha pasado por la cabeza los beneficios que podrían traer las próximas décadas nuevas rutas guiadas y otras actividades turísticas sobre los volcanes y la lava enfriada. Negarlo es igualmente hipócrita. El caso es que a la ministra le traicionó el ansia de remontar la crisis al ejecutar sus declaraciones. Aunque tampoco puede que esté bien traído usar la palabra ‘ejecutar’ en la misma frase que ‘ministra’, por mucho que algunos de la oposición parecieran querer relacionar más estrechamente ambos términos. Eso sí, Reyes Maroto se ha merecido unas pocas collejas (metafóricamente, claro) como las que se ha llevado, algunas de ellas enormemente sonoras y ajustadas.

En todo caso, insisto en que es difícil hablar de la recuperación cuando aún no se ha salido de una crisis dolorosa. Les pongo un caso muy distinto a nivel local pero también significativo: las fiestas populares. Al respecto, se constata que la ministra, como le pasa a casi todo el mundo, tampoco tendría la sutileza de la periodista de Diario CÓRDOBA Irina Marzo al hablar, tal y como se vio en la edición digital del lunes y en la de papel de ayer, del calendario de fiestas populares de Córdoba capital del 2022 aprobado por la Junta de Gobierno Local del Ayuntamiento, matizando muy mucho que todos estos eventos se celebrarán «si el covid-19 lo permite», como es la primera intención del Consistorio. Y es que hay que recordar que la pandemia persiste y que hay más de mil cordobeses en toda la provincia a los que el bicho se ha llevado por delante y que no podrán acompañarnos en esas fiestas populares. Solo pensar en ese dato ya se le quita a cualquiera toda gana de juerga. Como si de pronto las 27 fiestas programadas fueran políticamente incorrectas, a pesar de que también una cita popular donde reencontrarnos y reír juntos es esencial tanto para el grupo humano como a nivel personal para preservar nuestra cordura y sensibilidad.

De cualquier forma, ver el gráfico con el calendario de fiestas populares fue ayer como si uno sintiera bajo los pies el primer enjambre sísmico previo a una erupción de alegría. Y también sirvió para recordar que el magma, todo el incandescente material fundido del planeta bajo nuestros pies, igual que el transcurrir del tiempo, de las estaciones y de las fechas de las fiestas en la superficie, solo se dedican a fluir, sin preguntarnos qué es lo políticamente correcto ni cuáles son nuestros sentimientos al respecto.

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