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Elecciones de gran trascendencia

La primera vez que viajé a Inglaterra descubrí lo que para mí era la democracia. En las puertas de la casas de Londres había una botella de leche y un periódico. Nadie osaba llevársela. Pero lo que más me llamó la atención años más tarde fueron las elecciones generales. Los británicos no hipotecaban sus votos para evitar que los partidos se los administrasen «per secula seculorum». Los votos eran de los electores que castigaban o premiaban la acción del Gobierno, al margen de florituras ideológicas. Incluso The Times, en unas elecciones abogaba por un partido y en las siguientes por otro. Pienso en nuestras elecciones de mañana. Son las de más trascendencia desde la restauración de la democracia. Contemplo, entre muchos ejemplos, cómo el periódico de referencia se baja de ese pedestal y opta por convertirse en órgano partidario de la política del Gobierno respecto a los nacionalismos catalanes y vascos. Está en juego, al margen de ideologías de derechas y de izquierdas, la disgregación de la nación española. Como dice Gregorio Luri, «si ya es difícil definir qué es una nación no ganamos claridad (...) si en lugar de afirmar la unidad de la diversidad, afirmamos las diversidades para debilitar la unidad». Era el tema más importante del debate televisado por la entidad comercial Atresmedia. Pero lo situaron casi al final cuando gran parte de la audiencia se había ido a la cama. Es lo que le interesaba al presidente Sánchez partidario de la plurinacionalidad. En Alemania no es competencia de la canciller cómo y cuando tratar los debates que siempre son en una verdadera televisión pública.

* Periodista

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