Asombra que ni siquiera la excelencia cultural o científica sea una «vacuna» contra el racismo. Toca escandalizarse de que el Premio Nobel de Medicina 1962 diga, sin base científica, que las personas de raza negra son menos inteligentes que las de raza blanca y que se debe a la genética. La Sociedad de Genética Humana de EEUU se ha apresurado de desmentir esta tesis.