La entrada de Mariano Rajoy al hemiciclo del Congreso de los Diputados, para someterse a la tensísima sesión de control al Gobierno de ayer, estuvo encabezada por un rotundo aplauso de las filas populares al presidente del Ejecutivo y del PP. La reacción, que no es habitual --se le aplaude cuando interviene, no cuando accede a la sala-- ha salpicado tertulias y redes sociales de comentarios: ¿No es eso lo que hicieron los populares en su convención de Sevilla con Cristina Cifuentes, una cerrada ovación? Las especulaciones añaden que quizá se trate, como en el caso de la madrileña, de un aplauso de despedida, pero desde el PP aconsejan no vender la piel del oso antes de haberlo cazado, pues aún no se ha votado la moción de censura.