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DESPEDIDA

En recuerdo de Natividad Carretero Rodríguez

Querida Nati: Sí, querida porque amor es lo que hemos recibido de ti todas las personas que formamos la familia de Cruz Blanca desde que nos descubrimos mutuamente y queremos devolvértelo aunque sea minimamente con nuestro reconocimiento en estas líneas. Queremos expresar con palabras, aunque es imposible que la palabra pueda equipararse a la profundidad del corazón, nuestro agradecimiento por todos estos años en los que has formado parte como voluntaria y coordinadora de voluntariado de esta gran familia. Has sido una sembradora de valores: tu sonrisa cuando llegabas a la Casa de Cruz Blanca, tus palabras amables siempre, tu disponibilidad permanente para cualquier gestión que necesitáramos, tus desvelos al interesarte por cualquier persona que estuviera enferma; en definitiva: tu compromiso y lealtad por un proyecto en el que siempre has creído y has animado a tanta gente a creer. Pero sobre todo, estos valores nacían de un amor profundo por todas las personas que son las auténticas «reinas y reyes» de esta familia: las chicas y chicos a los que diariamente intentamos, en unidad con todos los miembros de esta familia de Cruz Blanca, dar una mayor calidad de vida y a los que queremos como si fueran auténticamente integrantes de nuestras familias personales.

Ellos han sido tu auténtica opción, teniendo debilidad por tu niña Bárbara y los que más pudieran necesitarte al tener a sus familias más lejos. El Señor nos concedió contigo a una auténtica impulsora de nuestra misión, realizando todas las incontables tareas que has llevado a cabo con humildad, generosidad, altruismo y mucha alegría, como discípula fiel de ese Señor al que seguías. Es por todo ello y por muchas razones más, que solamente cada persona que te hemos conocido y Dios padre sabemos, que queremos expresarte nuestro más profundo agradecimiento desde el corazón.

Sabemos que seguirás cuidando de todos nosotros desde el Cielo.

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