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Dame fuego

David Márquez

Sector en alza

Os acordáis de la niña de Rajoy? Vaya tela. Pues yo os contaré dónde trabaja ahora la «no niña» de Rajoy. Porque esta muchacha, que entra a las ocho y termina entre ocho y once de la noche en un almacén de frutas donde vuela el polvo de batata y ruedan toneladas de aguacates y cítricos por cintas, cajones, cubas, calibrado todo y expurgado bajo la atenta vista de las encargadas al grito de «¡con las dos manos!», porque la no niña de Rajoy, deslomada, se apoya en una y maneja con la otra y eso no, niña, con las dos, mucho más vistoso, ¿qué te parece?; esta no niña, decía, a la cual recuerdan la suerte que tiene por no salir hoy a medianoche y no venir el sábado de mañana, porque total, dicen, «¿qué vas a hacer tantas horas en casita? Pues vienes aquí y trabajas algo»; esta no niña, recuerdo, novata en la materia, esta no es «la» niña, como tantas otras compañeras que han mamado y asumido el «esto es lo que hay» con disciplina y sonrisa, felices de su «puesto de trabajo», encantadas, puntuales, cumplidoras, mil euros al mes con gusto, como era el deseo expreso del comité cacique. La no niña de Rajoy va a durar, según me ha dicho, un mes o dos o tres días, después de los cuales mandará al carajo el asunto, bonito recuerdo de juventud, mientras los camiones continúan llenándose de palés, directos al súper, y los caciques se divierten en el puticlub del polígono, viagra y cacharro mediante, sin problema. Y que conste que no moralizo ni critico ni al cacique ni a las niñas ni a Rajoy ni al puticlub, por Dios. Me centro en crear ambiente y festejar el futuro instante en que la no niña de Rajoy, por la cual siento un especial cariño, eleve su dedo medio y se despida (si lo hace), alejándose del hoyo de la productividad, ese agujero triste como una mina de coltan, donde el mayor peligro es acostumbrarse.

* Escritor

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