Iglesias ha tildado de crítico a Errejón. Hay calificativos que según cuando se pronuncien y en qué circunstancias se articulen tienen un sentido u otro. Y me explico. Las diferencias entre el número uno y el dos de la formación morada ya vienen siendo habituales, pero esta realidad nacida de un partido político nuevo tiene un sentido cismático. Y digo que a lo que huele en Podemos es a cisma, porque la ideología de este partido está naciendo después de los votos y no antes como sucede en las ideologías al uso. El voto de Podemos ha sido el voto del cabreo y no el de una ideología concreta y definida. Entre otras cosas porque aún no la tiene y precisamente porque en eso están, y es por lo que los dos ideólogos más potentes del partido como son Iglesias y Errejón, andan en ello. En sí mismo el debate de las ideas no es malo cuando es el síntoma de la evolución y la consolidación de la ideología de un partido político, pero lo que parece existir entre Pablo e Íñigo no es un proceso de convergencia, sino una profunda divergencia ideológica. Algunos incluso ven que la corriente iñiguista tiende más de lo deseable hacia una concordancia con el PSOE, incluso los más atrevidos verían a Errejón como el líder que necesita el PSOE, y a su propuesta ideológica como la modulación que los socialistas necesitan, hastiados de la desamortización que entre Zapatero y Sánchez han hecho del partido y de su esencia. Llamar crítico a Iñigo dentro de ese totum revolutum ideológico que se cierne sobre Podemos, suena a reproche más que a una adjetivación positiva propia de un debate enriquecedor. Si Iñigo e Iglesias aún no se ha separado es porque como pasa en algunas parejas que se han querido separar con la crisis, no tienen recursos, en este caso un perfil de votante definido que sepa identificar su ideología concreta. En eso están los dos líderes y por eso luchan.

* Mediador y coach