Cuentan las crónicas que, cuando Podemos deglutió a Izquierda Unida, al abrazar Pablo Iglesias al mayor referente de la izquierda española, Julio Anguila, Pablo, en un arranque de emoción que no pudo contener, rompió a llorar. Pensamos que no sólo sería porque Izquierda Unida, al integrarse en Podemos, perdía toda su significación y pasaba a ser un adlátere más de este partido de nueva creación, sino porque el gurú izquierdista, si no de facto, si de jure, pasaba a ser un podemita más.

Julio (te llamo así porque éramos compañeros de curso), no quise decirte nada entonces hasta ver en que paraba este maridaje en el que la malmaridada era la formación de la que has sido adalid indiscutible durante mucho tiempo.

Ahora sí. En este momento quiero reflexionar un poco sobre lo que pretendíais y lo que habéis conseguido. Las lágrimas de emoción se han convertido en lamentos de de decepción al ver lo que habéis logrado.

España estaba en suspenso porque esperaba que realizaseis un adelantamiento por la izquierda al PSOE, y habéis sufrido un tremendo frenazo, tanto que para este viaje no hubieran hecho falta ningunas alforjas, pactos ni componendas.

Esperabais, poco más o menos, regir los destinos de España e implantar en ella vuestros ideales totalitarios, al más puro estalinismo o nazismo. Julio jamás hubiese concebido que tú quisieras ser un segundón de un partido del peor absolutismo que además uno de sus propósitos es descuartizar a España.

Mirad por donde, la mayoría de los votantes os han dicho que no quieren cuentas con vosotros, que os podéis ir con viento fresco, que no desean ninguna clase de experimento ni pretenden entenderse con los que su fin último es implantar un pensamiento único. No desean experimentos, no ya con gaseosa, ni con agua siquiera, si es Unidos Podemos quienes los van a llevar a cabo.

Julio (en la sombra), Pablo dando la cara, comprended que si queréis significar algo para España tenéis dos caminos: dar un giro radical y no intentar engatusar ni engañar al pueblo con falacias y promesas incumplibles, o convertir a Unidos Podemos en un partido constitucionalista que acepte la ley de leyes que, entre todos nos hemos dado, no pretenda romperla, ni instaurar un régimen totalitario, ya que éstos sólo traen males y calamidades sin cuento a los pueblos.

Pablo, en cierta ocasión, dijo que quería alcanzar el cielo. Como lo supongo ateo, considero que no será el cielo de los justos, sino el más alto que se puede conseguir en un país, o sea, el gobierno del mismo.

Ya hemos visto los métodos que ha utilizado para lograrlo y el fracaso que ha conseguido.

Hay un dicho que reza, poco más o menos: «Puedes engañar a pocos por poco tiempo, pero no a muchos por todo el tiempo».

Pablo, aplícatelo, reconduce a tu grey y no prometas lo que no puedes cumplir. Seguro que te irá mejor.

* Doctor en Filosofía

y Letras