Tras los viajes que el Papa Francisco ha hecho por Cuba y USA, donde ha continuado en su línea discursiva que el Concilio Vaticano II impregnó a la Iglesia --y que aún colea el revuelo que causó y continua causando dentro y fuera de la Iglesia--. Su denuncia continua del capitalismo salvaje, de los pobres y hambrientos, tolerancia cero de los abusos sexuales por parte de sacerdotes y obispos, explotación laboral, integración en la comunidad eclesial de los divorciados, no juzgar sobre homosexuales, no a la pena de muerte etcétera, le está causando los problemas de siempre, la creación de una oposición silenciosa, que le llama, como siempre, comunista en lo social y populista en lo doctrinal. Y es que Francisco, como el Concilio Vaticano II, ha dado un giro de una Iglesia que se preocupa de la defensa de sí misma, a una Iglesia cuyo centro es el hombre y las periferias existenciales. Viendo la película biográfica Yo Francisco se puede entender mejor su personalidad, su preocupación y defensa de los pobres, y sobre todo que no fue una vocación labrada dentro del seminario, sino una vocación tardía y jesuita, lo que hace que no esté tan apegado a obispos ni jerarquías, sino que es una vocación fruto de su experiencia de fe con capacidad de asimilar la vida con sus estudios teológicos posteriores. Es por esto por lo que Francisco, lo dice a menudo, como Jesucristo, no es sacerdote y Papa para condenar, para juzgar las conciencias, para salvar a los perfectos, sino que sale a la periferia para primerear a los pecadores, a los sufrientes que luchan por la justicia, a los exluidos por la pobreza, por sus opciones de identidad sexual, divorciados..., porque, como dice en la encíclica Evangelii Gaudium (47): "La eucaristía no es un premio para los perfectos sino un generoso remedio y un alimento para los débiles. Estas convicciones también tienen consecuencias pastorales que estamos llamados a considerar con prudencia y audacia. A menudo nos comportamos como controladores de la gracia y no como facilitadores. Pero la Iglesia no es una aduana, es la casa paterna donde hay lugar para cada uno con su vida a cuestas".

Ahora le espera el Sinodo Extraordinario sobre la Familia en el que tras la reforma que sobre la nulidad matrimonial, duración de un año y gratuito, ya se han alzado voces en contra, y según fuentes de la revista católica Vida Nueva (18-9): Los refractarios a Francisco consideran un coladero el juicio breve para declarar un matrimonio nulo. "Da la impresión de que no se intenta buscar la verdad, sino aprobar el mayor número posible de nulidades", es un informe cuyo autor o autores se amparan en el anonimato. El texto manifiesta su oposición a que los divorciados vueltos a casar sean readmitidos a los sacramentos. Este se presentaba como uno de los temas que se debatirán en el Sínodo sobre la Familia, que se celebra en Roma del 4 al 25 de octubre. El Pontífice habría desactivado en parte este debate al facilitar el proceso de nulidad matrimonial, al que podrán ahora acogerse de manera mucho más fácil quienes se encuentran en una segunda unión. Es la misericordia de Jesús la que guía y vivifica, no la normatividad.

* Licenciado en CC. Religiosas