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Titulacion y formacion

No hay quien lo entienda, o fallan las estadísticas o hablamos de cosas distintas. Oímos las quejas de jóvenes en paro que dicen ser la generación mejor preparada, con títulos universitarios, conocimiento de idiomas y experiencia de viajes, y se acaba de publicar un estudio que muestra que España, con un 31%, frente a la media europea del 19%, es el país con más sobrecualificados, es decir, personas con título universitario que buscan trabajo. Pero frente a estas cifras tan color de rosa aparecen las terribles cifras negras de unos de 650.000 licenciados en paro, un índice de abandono escolar del 30%, y un 22% de jóvenes que ni estudian ni trabajan. ¿Cómo explicar estas aparentes paradojas? Quizás la respuesta esté en que confundimos titulación con formación y formación con cualificación.

Una titulación académica superior debería significar una mayor formación, pero, desgraciadamente, esto no es siempre así. España, en los últimos años, ha sufrido una verdadera epidemia de "titulitis"; todo el mundo sueña en tener un título universitario, como decía un padre: "Yo prefiero tener a mi hijo licenciado en paro que trabajando con un mero FP", y para satisfacer esta creciente demanda han proliferado los centros universitarios como meras expendedurías de títulos. Sacar una licenciatura en España no es difícil si uno tiene tiempo y dinero. Con exámenes de junio, septiembre y diciembre, asistiendo a un mínimo de las clases, acumulando asignaturas pendientes, copiando los apuntes de clase de un compañero, y alargando la carrera dos o tres años, al final, "sin haber leído nunca un libro" como afirmaba un recién licenciado, se saca el tan deseado título, pero, naturalmente, con muy poca formación.

La formación no es el título universitario, ni la mera acumulación de conocimientos o la capacidad de repetir lo que dicen los libros de texto o lo que se ha oído en clase. Formación universitaria es dar forma a un ser humano social, dándole la capacidad para analizar situaciones complejas y sintetizar multitud de factores; formación es desarrollar el sentido crítico, la creatividad para buscar soluciones nuevas a viejos problemas, el valor para asumir riesgos, el espíritu de trabajo, la capacidad de esfuerzo, la disposición para el trabajo en equipo, y la profundización en los valores morales y cívicos que se les debieron inculcar desde la escuela primaria. Pero en el mundo actual en el que el joven busca trabajo, no basta una mera titulación con una buena formación humana, es necesaria una reconocida cualificación, es decir, la adecuación de su bagaje intelectual y profesional a las necesidades del mercado de trabajo. Hoy, por ejemplo, se necesita una básica adecuación lingüística, pues el conocimiento de algún idioma extranjero es esencial, pero ¿cuántos jóvenes terminan la licenciatura pudiendo mantener una conversación, mínimamente correcta, en un idioma extranjero? Se necesita, también, una realista adecuación geográfica. El trabajo no busca al joven, es el joven que ha de ir a buscarlo donde sea que esté, pero ¿cuántos licenciados están dispuestos a cambiar de residencia para ir a trabajar en otros lugares lejos de su terruño, sea en España o fuera de España? Pero, sobre todo, se necesita una sólida adecuación profesional. Algo falla en nuestro sistema universitario cuando el 13% de nuestros licenciados están en paro y, entre los que trabajan, casi la mitad realizan trabajos de cualificación inferior a sus estudios. En la era de las nuevas tecnologías hay en las universidades españolas cuatro veces más estudiantes en carreras de Letras que en las de Ingeniería; solo en Empresariales hay el doble número de alumnos (132.48) que en las carreras de Biología, Física, Química, Bioquímica y Biotecnología juntas (56.926). ¿Se necesitan hoy, realmente, tantos gerentes o administradores de empresas o 102.116 estudiantes de Derecho o 55.000 de Psicología? Sin minusvalorar para nada las carreras de Letras, no hay duda de que hay un desajuste entre los estudios universitarios y las necesidades reales del mundo laboral. La Formación Profesional sigue teniendo una baja estima social y, sin embargo, el 71.5% de los titulados de FP grado medio, y el 81.8% de los de FP superior encuentra trabajo al año de terminar sus estudios. ¿No será que en vez de supercualificados, tenemos una generación de inadecuadamente cualificados?

* Profesor

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