El arzobispo de Sevilla y administrador apostólico de Córdoba, monseñor Juan José Asenjo, presidirá hoy en la Catedral la sesión de apertura de la causa de la canonización de Juan Elías Medina y 131 compañeros, mártires de la Diócesis cordobesa durante la Guerra Civil de 1936. Con este acto solemne se da comienzo a la investigación diocesana sobre el presunto martirio de 132 diocesanos cordobeses (83 sacerdotes, 6 seminaristas, 4 religiosos y 39 laicos). Hasta la fecha de hoy y durante más de dos años, el postulador y una comisión de peritos han estado recogiendo las pruebas documentales que sustentan la causa. La Catedral se convertirá a mediodía de hoy en escenario para la proclamación de aquellas vidas ofrecidas en aras de una fe ardiente y de un testimonio martirial. Nos vienen a la memoria de nuevo, una vez más, las hermosas palabras de Pablo VI en la Evangelii Nuntiandi , cuando afirmaba que "el hombre contemporáneo escucha más a gusto a los que dan testimonio que a los que enseñan, o si escucha a los que enseñan es porque dan testimonio". El Papa subrayaba también con fuerza que, para la Iglesia, el primer medio de evangelización consiste en un testimonio de vida auténticamente cristiana, entregada a Dios en una comunión que nada debe interrumpir y a la vez consagrada igualmente al prójimo con un celo sin límites. La sociedad de hoy, rebosante de proclamas y palabras, pide a gritos que surjan entre nosotros testigos a los que creer, no por lo que dicen sino por lo que hacen. Testigos de la verdad y del bien, que se esfuerzan por transmitir con el ejemplo los principios más importantes. Como decía Tagore, "la vida que nos ha sido dada solo se merece dándola". O lo que es lo mismo, el verdadero amor desemboca en entrega, y los ideales más hermosos cobran fuerza cuando estamos dispuestos a morir por ellos.

* Periodista