El proyecto de reforma de los mecanismos de control sobre el entramado financiero de EEUU, presentado por Obama, está lejos de la propuesta de "refundación del capitalismo sobre principios éticos", hecha por Sarkozy, pero responde a un análisis realista de las causas que han llevado a la crisis económica y debe influir en la gestión de la misma en el resto del mundo. Al aumentar las competencias de la Reserva Federal (Fed) para que ejerza una mayor vigilancia encara dos aspectos de un mismo problema: la tendencia al riesgo encubierto de las entidades financieras y la desprotección manifiesta de los ciudadanos que invierten en productos de solvencia indescifrable. Los grupos de presión se han puesto en marcha para dulcificar el proyecto cuando llegue al Congreso. De otra, el Partido Demócrata está lejos de apoyar sin fisuras la iniciativa de la Casa Blanca so pretexto de que hasta la fecha la Fed se ha distinguido por ser incapaz de cumplir con sus obligaciones. A favor del equipo de Obama opera la necesidad de poner los medios para que no se repita un descalabro como el actual. Pero tiene en contra la opinión de que el capitalismo bajo control a la europea contiene el dinamismo y la creación de riqueza que distinguen al sistema, sin que, por lo demás, haya evitado ninguna de las crisis cíclicas. Algunas de las voces más escuchadas de la corriente intervencionista siguen pensado que el presidente no ha puesto toda la carne en el asador para liquidar la peor herencia del ciclo conservador que inició Reagan.