La vida es como el cine, pero el cine ha dejado de reflejar la vida y se ha dado a cosas raras y a intentar ganar la guerra civil. La recaudación cae en picado y las producciones españolas se hunden como Brad Pitt en el Titanic, succionadas por la caída de la ceja circunfleja que apoyaron en su día. La ceja circunfleja tiene forma de boomerang, artilugio del demonio que tiende a volverse en contra de quien consigo va. La partera vasca está a punto de romper el cordón sanitario que Federico Luppi le ciñó al PP, lo van a transformar en cordón umbilical de unión, caño de paso de fluidos de imposible mezcla, bomba de relojería bendecida por la inconsciencia o el interés general. Yo, que nunca veo estas cosas, como la pantalla de plasma me queda justo enfrente en el mesón Las Tejas, voy y me zampo al Real Madrid, una blanca metáfora de constitucionalismo, zurrándole la badana al nacionalismo. Un concierto de habilidad, fuerza, resurrección y fe. Dos mesas más allá, Sandra , mi concejala favorita, corta la carne y se mueve o se remueve con elegancia, con mesura, con felinidad, maquillaje perfecto, gran clase. Y, en esto, que Curro Leal , el novillero de Belmez que tiene el futuro más prometedor y que siempre lo tendrá, le ha visto de cerca los pitones a la parca. Curro, ex alumno mío, tipo siempre serio y elegante, noble como los toreros saben serlo, ay Curro, no sabes que un año hace varios estuve a punto de conseguirte un apoderado de verdad, un tío con millones e ilusiones como nunca he visto. Pero esto es otra historia.

* Profesor