Francisco Solano González, novillero montillano de los años 90, ha tenido un gesto que le honra para seguir manteniendo el culto a la fiesta taurina, donde él ha conseguido importantes triunfos a lo largo de su dilatada carrera. Por ello, ha donado a la Escuela Taurina de Córdoba el carretón con el que entrenaba para su preparación. Con tal motivo se trasladó a Córdoba acompañado de una representación de su peña en Montilla, encabezada por el presidente Rafael Sánchez Alonso, el vicepresidente Eduardo Pérez Flores y el secretario José Panadero Jordano. En la plaza de toros, sede de la escuela, les esperaban el director artístico Rafael González Chiquilín, el profesor El Califa y el colaborador Antonio Solís. Con un apretón de manos entre el novillero montillano y Chiquilín quedó sellada la entrega, tras la cual Solano González dirigió unas palabras en las que recordó que él fue alumno de esta escuela, en la que ingresó cuando contaba 13 años y en la que permaneció hasta los veinte. Recalcó, igualmente, que gracias a la escuela pudo torear sin que le costara dinero y estar en los mejores carteles, así como participar en el Centro Manolete y en las novilladas de promoción de Andalucía. Por su parte, y en nombre de la escuela, Rafael González Chiquilín agradeció este gesto que servirá, dijo, «para que chavales que tienen las mismas ilusiones que tú tenías cuando llegaste a la Escuela, puedan entrenar y soñar con ser toreros». De este modo, el patrimonio de la Escuela Taurina de Córdoba sigue engrosándose con este tipo de detalles, que ponen de manifiesto el interés que hay por parte del mundo taurino para seguir manteniendo una fiesta que forma parte de la tradición y la cultura de España y que ha traspasado fronteras a otros lugares del mundo gracias al gran número de primeras figuras.