La exigente bravura de los serios y voluminosos toros de la ganadería de El Pilar se impuso sobre la terna que hizo ayer el paseíllo en la feria de San Isidro, en una tarde accidentada en la que el viento acrecentó los riesgos y en la que Gonzalo Caballero fue corneado de consideración. La peligrosa mezcla del viento que movía los engaños, esa casta que no perdona errores y los escasos aciertos lidiadores de la terna acabaron convirtiendo el ruedo madrileño casi en un campo de batalla, en el que, milagrosamente, solo uno de los contendientes acabó pasando por el hule.

Porque si Caballero fue herido gravemente por el tercero al entrarle a matar de una manera casi temeraria, buscando más el choque con los pitones que haciendo una ortodoxa ejecución de la suerte, sus compañeros se libraron por los pelos de acompañarle a la mesa de operaciones.

A Juan del Álamo le sucedió ya con el primero de la tarde, un toro que repitió las embestidas con fuerza pero al que el salmantino toreó sin temple y con escaso mando, vaciándole la muleta de una manera ligera y violenta, lo que hizo que el animal fuera sintiéndose cada vez más dueño de la situación. Y así llegó la voltereta, cuando el toro se le arrancó de manera inesperada como un tren, le prendió y le lanzó al aire hasta hacerle girar por completo sobre su testuz, en unos instantes realmente dramáticos que impresionaron al público hasta llegar a pedir para el torero de Salamanca una oreja sin mayor justificación.

Pero tras el percance y su paso por la enfermería, Del Álamo pareció atemperarse, en tanto que se le vio más entonado y convencido con el cuarto, que se empleó menos que sus hermanos y al que le hizo un trasteo estimable en su primera parte pero inevitablemente a menos. Ya con la tarde vencida, Del Álamo cuajó luego a la verónica, asentado y pausado, al que tuvo que lidiar por Caballero, solo que a este, el más pesado y cornalón pero también el más claro de los seis pilares, nunca llegó a cogerle el aire con la muleta.

En una tarde en la que ni matadores ni subalternos mostraron muchos aciertos lidiadores -casi todos los toros no fueron fijados hasta que tocaron a matar- también dejó algún detalle Gonzalo Caballero, que se relajó ligando series de tres cortos y escasos muletazos al claro tercero, hasta que, en busca de un posible trofeo, se volcó de manera tan desesperada en la estocada en la que resultó corneado.

Por su parte, José Garrido sufrió el percance durante la lidia del segundo, tal vez por no darle demasiada importancia mientras lo llevaba al caballo. En un descuido, el de El Pilar se le vino encima y le levantó aparatosamente los pies del suelo, aunque sin llegar a herirle. Ya con la muleta, el toro acabó apagándose y saliéndose de las suertes en un trasteo a la defensiva del extremeño, que lo iba a pasar luego mucho peor con el quinto, en un largo pulso por intentar someter el pegajoso y amenazante genio del que fue el único lunar del bravo encierro salmantino.

PARTE MÉDICO / Caballero fue intervenido en la enfermería, según el parte médico, de una cornada grave en la cara externa del tercio medio del muslo izquierdo, con una trayectoria ascendente de 25 cms. que produce destrozos en el músculo tensor de la fascia lata, vasto externo e isquiotibiales y alcanza la cara posterior de fémur, contusionando el nervio ciático. También fue atendido Del Álamo de policontusiones.

Ficha del festejo:

Ganado: seis toros de El Pilar, de muy seria presentación, por su volumen y envergadura, aunque en general primaron las buenas hechuras. Más armados los dos últimos. Salvo el quinto, con genio y complicaciones, el resto fue noble pero exigente en el último tercio, y bravos en distintos grados de entrega.

Juan del Álamo: estocada trasera desprendida (vuelta al ruedo tras petición de oreja y aviso); estocada caída tendida y descabello (silencio); bajonazo (silencio), en el que lidió por Caballero.

José Garrido: pinchazo y estocada (silencio y aviso); tres pinchazos y estocada baja (silencio tras aviso).

Gonzalo Caballero: herido al entrar a matar al tercero, Juan del Álamo acabó con el toro de media estocada tendida y descabello (ovación).

Caballero fue intervenido en la enfermería, según el parte médico, de una cornada grave en la cara externa del tercio medio del muslo izquierdo, con una trayectoria ascendente de 25 cms. que produce destrozos en el músculo tensor de la fascia lata, vasto externo e isquiotibiales y alcanza la cara posterior de fémur, contusionando el nervio ciático y alcanzando el isquión

También fue atendido Del Álamo de policontusiones y una posible lesión de isquitobiales, de pronóstico leve.

Entre las cuadrillas, destacó picando Juan Francisco Peña al tercero y Antonio Chacón saludó tras banderillear al quinto.

Octavo festejo de abono de la feria de San Isidro, con dos tercios del aforo cubiertos (14.666 espectadores, según la empresa), en tarde de viento molesto para la lidia.