El hospital Reina Sofía diagnostica alrededor de 45 casos nuevos anuales de cánceres pediátricos, una cifra que, según la oncóloga pediátrica de este centro, Elena Mateos, se mantiene más o menos estable en los últimos años, frente al incremento de nuevos casos en la población adulta y anciana, fundamentalmente debido a la mayor esperanza de vida y al creciente envejecimiento de la población. Mateos destaca, ante la celebración hoy del Día Internacional del Niño con Cáncer, que la supervivencia de los niños que padecen cáncer alcanza en Córdoba el 80% y hasta el 90% o 95% en algunos tipos específicos de leucemias o tumores del sistema nervioso (neuroblastomas), de Wilms (riñón) o hepatoblastomas (hígado), gracias fundamentalmente al avance de las nuevas técnicas diagnósticas y a la introducción de tratamientos más eficaces obtenidos de la investigación. Esta oncóloga pediátrica apunta que los niños responden de forma distinta al cáncer, sobre todo afectivamente, según la edad que tengan. Los menores con cáncer tienen una tasa de supervivencia superior a la de los adultos, «por lo que es una enfermedad que puede dar lugar a la esperanza y que se puede curar».

Para la atención de los pacientes oncológicos infantiles se cuenta en el Reina Sofía con dos oncólogas pediátricas, dos hematólogos, además del personal de enfermería, la colaboración de personal y voluntarios de la Asociación Española contra el Cáncer (AECC), profesores del aula hospitalaria y de la unidad de actividades motivacionales.

La unidad de oncohematología pediátrica del Reina Sofía atiende unas 25 consultas semanales, entre nuevos casos y revisiones (lo que suma un total de más de mil consultas al año), donde se incluyen los diagnósticos de cáncer que van apareciendo y la supervisión de síndromes que presentan una predisposición a padecer una patología oncológica, debido a una base genética.

Menos del 1% de todos los cánceres que se diagnostican en Córdoba afectan a niños. Las leucemias, linfomas y tumores del sistema nervioso central son los cánceres pediátricos más frecuentes, sin que haya habido un incremento de un tipo respecto a otro. Se trata de enfermedades como la facomatosis o el síndrome de sobrecrecimiento.

«Estos niños no tienen cáncer, pero hay que hacerles un seguimiento para descartar que puedan padecerlo en algún momento. Estos síndromes que predisponen a padecer cáncer deben conocerlos los pediatras, para que nos los deriven a oncología pediátrica y hacerles el seguimiento adecuado, un cribado y un diagnóstico precoz», precisa esta especialista.