«Ya es hora de que superemos para siempre el silencio». El historiador cordobés Manuel García Parody cerró así la semblanza que hizo ayer de Manuel Sánchez-Badajoz, el último alcalde republicano que fue fusilado por tropas franquistas la madrugada del 8 de agosto de 1936 en Córdoba, tras ser descubierto por una delación en una huerta de las Costanillas, donde se escondía junto a otros correligionarios. El historiador publicó hace unos años El silencio de la memoria, un libro que «pretendía convertir en un clamor lo que se había ocultado desde 1936» y donde relataba la vida de este extremeño «vital y de gran espíritu social», en palabras de su nieto, que acudió ayer al homenaje que le brindó Córdoba, junto a su hermano y sus hijas. El nieto de Sánchez-Badajoz contó que su madre no quiso volver a pisar la ciudad hasta el año 78, y rememoró el muro de silencio que como una lápida había caído sobre la memoria de su abuelo. «Nadie lo conocía, ni sabía lo que había pasado», lamentó ayer el nieto.

Por ello, Manuel García Parody recordó el compromiso ético con la verdad que no solo tienen los historiadores y los políticos, sino la sociedad en su conjunto, para concluir que es obligación de todos «hacer que se conozca la verdad de esta tragedia», que supuso un auténtico genocidio en la capital en aquel verano del golpe de estado militar. Si el precio de la transición fue el silencio de una parte de las víctimas, «ha llegado la hora de romper ese silencio», afirmó el historiador entre aplausos. En el acto, el nieto de Sánchez- Badajoz felicitó a la sociedad andaluza --la comunidad ha sido la primera en reconocer el derecho a la exhumación de las víctimas en aras de la ley de memoria democrática de 2017, que impulsó IU-- porque «está empezando a conseguir romper el muro y recuperar a tanta gente que está enterrada en las cunetas», dijo. «El día que se recupere a toda esa gente se podrá poner punto y final a un capítulo vergonzoso de la historia de España», aseguró emocionado. Las víctimas del franquismo tienen derecho a la verdad, la justicia y la reparación. Córdoba, la obligación democrática de romper el silencio.