Más de 1.500 personas sin hogar o en riesgo de exclusión atendidas en el comedor social en un año. 698 de ellas, familias con hijos a su cargo. El resto, personas, la gran mayoría hombres, principalmente españoles, residentes en Córdoba, de edades comprendidas entre los 46 y los 60 años, parados de larga duración, con baja formación, sin ingresos estables, con graves problemas de vivienda y en muchos casos con patología mentales (diagnosticadas o no) que acuden a cubrir sus necesidades básicas de alimento, ropa o higiene diaria. Ese es el panorama al que se enfrenta en este momento el comedor social trinitario, ubicado en un pequeño edificio pegado a la muralla del Marrubial, cuando abre sus puertas, según informaron ayer el director general de Prolibertas, Antonio Navarro, y el director del comedor, Eduardo García.

«Los colectivos a los que atendemos, personas en situación de exclusión, sin hogar, reclusos. inmigrantes... no están notando ningún indicio de la recuperación económica», aseguró ayer Navarro, «salir de la pobreza sigue siendo muy difícil».

El balance de actividad de la Fundación Prolibertas en el 2017 deja claro que hay sectores de la población con graves necesidades sociales. No en vano, el año pasado se prestaron 15.287 servicios de almuerzo, 3.387 desayunos, se entregaron 16.336 packs de cena y se facilitaron 2.854 servicios de ducha y 3.736 de ropero.

«El número de usuarios individuales que acuden al comedor ha bajado ligeramente (11 personas menos que el año anterior)», indicó Eduardo García, que alertó de que «cada vez son más las familias que nos solicitan alimentos, entre las que hay algunas que no llegan derivadas de los Servicios Sociales», por lo que su atención no se incluye dentro del programa conveniado con el Ayuntamiento de Córdoba para este fin. Aumentan también de forma llamativa las personas mayores de 65 años que acuden al comedor social, los que presentan una patología mental, a veces no diagnosticada porque en sus circunstancias es difícil que acudan al médico y sigan un tratamiento adecuado, o las personas que demandan un recurso habitacional «pese a que las plazas de albergue de Córdoba son las mismas», recuerdan.

En el lado positivo de la balanza, la solidaridad cordobesa sigue creciendo también. El año pasado gracias a una campaña de captación de socios, se registraron 33 nuevas altas, sumando ya más de 60 personas asociadas a la entidad que aportan periódicamente un donativo. Del mismo modo, aumentó el número de voluntarios. Ya son 82, según informó García, las personas que trabajan en los diez equipos junto a una plantilla que también creció el año pasado. En cuanto a sensibilización, Prolibertas mantuvo sus actividades dirigidas a «que los jóvenes aprendan a mirar con otros ojos la realidad de las personas sin hogar», para lo cual realizaron nueve visitas a centros escolares, mesas redondas y actividades en la Universidad de Córdoba para sembrar el mensaje solidario también entre el público universitario.

DURANTE EL VERANO // El comedor social trinitario mantendrá su servicio habitual de comidas durante el verano, de lunes a sábado, salvo los sábados de agosto, en que cerrará. Este mes abrirá de lunes a viernes, manteniendo los días de ducha y ropero con las que atiende las necesidades básicas de las personas en situación de exclusión social. Por su parte, el centro de día Casa Libertad, situado en la calle Sagunto, abrirá de lunes a viernes como hasta ahora, en horario de mañana y tarde. También estará activa la Libertienda, situada en la María Cristina 8, donde es posible comprar ropa, calzado y complementos de segunda mano y colaborar así con la entidad.