El 7 de marzo, una semana antes de declararse el estado de alarma por el coronavirus, Gabriel Díaz, un joven venezolano de 23 años, aterrizó en Madrid en uno de los últimos vuelos que llegaría a España antes del cierre de fronteras. Su intención, como la de los otros 8.000 refugiados llegados a la península en los días previos a que estallara la crisis del coronavirus, era solicitar asilo.

Coincidiendo con el Día Internacional del Refugiado ayer, la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) revela que una de cada 97 personas en el mundo se encontraba desplazada en el 2019 (79,5 millones). Un problema al que se ha sumado la pandemia del covid-19. Los controles fronterizos para evitar la propagación del virus han causado el desplome de los flujos migratorios. Solo en España, entre los meses de abril y mayo de 2019, se registraron más de 20.000 peticiones. En ese mismo periodo de este año, no se han superado las 130, según el Ministerio del Interior.

«Confinamientos, cierre de fronteras generalizado, precarias condiciones higiénicas... Es necesario que los estados no pongan en cuarentena sus obligaciones con las personas que se han visto obligadas a huir de sus hogares», sentenció esta semana la directora de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR), Estrella Galán.

Además, desde las oenegés muestran su preocupación por el colapso del sistema de asilo español que ha visto cómo en apenas una década -del 2011 al 2019- las solicitudes de refugiados han pasado de 3.500 a casi 120.000. A este respecto, Alberto Pérez Levy, presidente de Venesp, una asociación que asesora a los venezolanos que quieren migrar, asegura que con la reapertura de fronteras «habrá un pico» de solicitudes.

Otro de los reproches que lanzan a la Administración es el escaso número de solicitudes aceptadas. Desde CEAR apuntan a que solo ofreció protección internacional al 5,2% de peticiones en el 2019, en contraste con el 24% del año anterior y el 31% de media en el conjunto de países de la Unión Europea el 2019. En este sentido, el ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, apostó el jueves por «dar una vuelta» a la ley de asilo: «Los países de nuestro entorno lo están haciendo ya, están llegando a acuerdos nacionales por la migración. Hay que dejar fuera de discusión partidista un tema tan importante», expuso.

Varias oenegés han reclamado protección especial para las mujeres y los menores de edad que llegan a España.