El consumo de alcohol está prohibido entre los menores de 18 años. Nada parecería más natural, por tanto, que la policía pudiera usar alcoholímetros para detectar si alguno a incumplido la ley. Algo así propone el informe que servirá de base para la futura ley contra el consumo de alcohol en menores, aprobado la semana pasada por una ponencia conjunta Congreso-Senado. No se trataría, en principio, de establecer controles indiscriminados en las calles como ocurre con los conductores en las carreteras. Ni siquiera en el interior los bares. Aunque el documento no lo precisa, se desprende del mismo que el objetivo sería utilizar los aparatos para poder probar fehacientemente la participación de un menor en un botellón o que de verdad estaba consumiento alcohol en la calle. Ambas actividades estarían prohibidas en la futura ley de ámbito estatal, «salvo en terrazas y áreas autorizadas». El informe propone «habilitar a Fuerzas y Cuerpos de Seguridad para hacer, en menores de edad, pruebas en aire expirado o requisar envases con supuesto contenido de bebidas alcohólicas si hay menores consumiendo y pruebas de confirmación a demanda».

Este redactado genérico aún puede precisarse el próximo martes cuando la Comisión Mixta Congreso-Senado para el Estudio del Problema de las Drogas lo someta a votación y modifique lo que los grupos estimen conveniente. La ponencia lo ha aprobado por unanimidad, con algunos votos particulares y la abstención de ERC y PNV.

Con ese material probatorio sería más fácil ejecutar las sanciones, que el informe recomienda «aumentar» tanto a los menores como a los progenitores, previendo, sin embargo, «su sustitución por trabajos a favor de la comunidad». También se sugiere «la posibilidad de su cumplimiento alternativo mediante actuaciones formativas».