Llamaba la atención en la exposición de los trabajos del concurso de dibujo, convocado en el Mes de la Naranja entre los escolares, una imagen de una naranja navegando sobre un barquito de papel. Seguramente su autor, al igual que otros muchos niños, sabrán que la naranja de Palma viaja por mar hasta países lejanos, tan lejanos como Corea, China o Emiratos Árabes. Muchos niños de Palma están familiarizados con el cultivo citrícola, sus padres y madres trabajan, o bien en la campaña de recolección o en almacenes, la naranja es el motor de la economía local.

Palma ha celebrado el Mes de la Naranja desde la unión del Ayuntamiento, Grupo de Desarrollo Rural Medio Guadalquivir, Palmanaranja, Empa, Palmaecológica, Disoñamos y la implicación de muchos protagonistas que se suman desde la comunidad educativa y los colectivos. Un programa de actividad con el objetivo de «promocionar y poner en valor el producto estrella de la Vega del Guadalquivir, nuestra naranja». Así lo afirma la concejala de Desarrollo, Esperanza Caro de la Barrera, al mismo tiempo que no olvida que «este año con más ahínco».

El acto central del Mes de la Naranja reunía el 7 de abril al tejido asociativo con un descenso por el Genil, club de piraguismo Viento Sur; la restauración con un showcooking a cargo de Carlos Pozo, cocinero de la peña La Soleá, un concurso de migas con naranjas con 9 colectivos; un mercado artesanal que no olvidó la solidaridad; y donde 1.500 escolares de 1º a 6ª de primaria mostraron su visión de la naranja.

Cabe destacar entre las novedades, la iniciativa Desayuna con Naranja, que ha implicado al sector de la restauración. Y los alumnos de 3º de Primaria se han acercado al cultivo y a la variedad autóctona: la cadenera.