Este primer domingo de 2015 quisiera compartir con los lectores el estremecimiento que me propició la lectura de 'Polifemo vive al Este' --un viaje a la trastienda de Europa-- pues ya que no iba a pasar de Los Pedroches al menos viajaría con las aventuras de Daniel Pinilla, periodista deportivo y trotamundos. En su relato el viajero llega ante la tumba de Josip Broz Tito, el hombre que cohesionó a los eslavos la nación yugoslava, que tras su muerte volvió a saltar en mil pedazos; pues bien, allá en Kumrovec (Croacia) donde nació y yace, va el colega y suelta que durante la guerra civil española el que luego sería mariscal estuvo en las brigadas internacionales y pasó un tiempo conviviendo con una familia de mi pueblo, Villanueva de Córdoba, con la que se cartearía después incluso cuando fue el mandamás de los Balcanes. Y hay más, cuenta que el sobrenombre de Tito se lo pusieron mis paisanos que no sabían pronunciar el suyo y, digo yo, pasaron de Josip Broz a Joselito y de ahí al familiar Tito p'acá, Tito p'allá. Fue leer esto y llamar al autor que me dijo que esta historia se la había contado un compañero de estudios, quien a su vez se la oyó contar muchas veces a su abuelo porque eran sus vecinos la familia de acogida del famoso comunista. Los herederos de la familia jarota de Tito dicen no saber nada, pero en el pueblo comienzo a escuchar muchos testimonios de quienes siempre oyeron contar esta historia, verosímil sí, pero sin documento que la acredite. Tito negó haber estado en España, pero tengo para mí que cuando un político niega está afirmando lo contrario. Ahí lo dejo.

* Periodista