No me digas
Rizando el rizo
«Cuando no es por las mascarillas innecesarias, luego imprescindibles y ahora inútiles las quirúrgicas...»
Alberto Díaz-Villaseñor
10/11/2020
Era imposible rizar el rizo pero ellos son capaces de todo, de rizar el rizo, de alisar lo liso, de humedecer el mar, de resecar el desierto, de airear el aire. Todo el misterio está en dar una vuelta más de tuerca, una vueltecita más, las que hagan falta para tensionar aún más al país. Y, lo peor, sin necesidad. Zapatero marcó el camino cuando ante la pregunta del siempre suavón con el PSOE Iñaki Gabilondo «¿qué tal las encuestas?», le respondió «bien, lo que nos conviene es que haya tensión», pero el micrófono estaba abierto cuando creían que estaba cerrado. Luego, ZP se inventó que la oposición, por hacer de oposición, generaba crispación. Siempre han manejado divinamente la demagogia, y a los medios. Pues siguen generando tensión sin necesidad. Cada día una nueva vuelta al torniquete a ver si la oposición estalla y encima echarle la culpa del estallido. Cuando no es por las mascarillas innecesarias, luego imprescindibles y ahora inútiles las quirúrgicas, es por ahora el os encierro, ahora no. En esta semana, lo último de una larga lista, se descuelgan con el nuevo ministerio de la verdad y con la reforma educativa. Dos vueltas más de tuerca. Los profesionales de la comunicación y de la educación han puesto el grito en el infierno, pero les da igual, están hechos a prueba de jarabe democrático porque la calle siempre es suya, y cuando no lo es entonces sacan a Franco de Mingorrubio, les da lo mismo. La educación les ha importado a todos en general un comino de los de antes, pero lo de esta semana ha sido la última gota malaya. Se cargan el sentido de la evaluación para promocionar, se ciscan en la educación especial dejando de apoyar a los centros con su personal especializado para promover una integración que ya falló antes por mor de ese buenismo estúpido que piensa que todos los casos son iguales sin darse cuenta de que un cajón de sastre no es sino un cajón desastre. Y encima, a cambio del plato de lentejas de mantenerse gracias al apoyo en los presupuestos, le dan la peor patada que se le pueda dar al mejor instrumento de igualdad y cohesión de un país, la lengua común. ¿Cuál será la próxima tuerca?
* Escritor
@ADiazVillasenor

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