Hace algunas semanas, concretamente el 13 y 14 de junio, a alguien de Unidos Podemos se le ocurrió hacer una moción de censura, bueno ya se les había ocurrido antes y esta fue la fecha fijada. Como saben, su objetivo, al menos oficial, era forzar la sustitución del actual presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, aunque personalmente no me creo que ese fuera el objetivo, ya que previamente a la moción de censura no habían recabado los apoyos necesarios como para que eso ocurriera. De modo que, el motivo real creo que solo lo conoce Pablo Iglesias y la directiva de su partido. Tras escuchar el largo debate, en realidad he de confesar que por partes, algunos periódicos dijeron que ganó la dialéctica de Mariano Rajoy y otros que salió reforzado Pablo Iglesias. Lo que nadie ha dicho es que quiénes perdimos fuimos los ciudadanos. Y ¿qué perdimos?

Lo primero, tiempo y dinero. Todos aquellos que estuvimos, aunque fuese por partes, viendo, leyendo o escuchando la moción perdimos el tiempo porque allí no se dijo nada interesante para los ciudadanos. Propuestas repetidas y que acaban siendo huecas de cómo se van a resolver los problemas vinculados a nuestro futuro económico y social, pero nada nuevo ni que realmente confiera esperanzas de que se van a arreglar temas como el excesivo peso del Estado y sus duplicidades, la educación básica y universitaria, o nuestra estructura productiva. Pero además, perdimos dinero. Todos los señores/as diputados/as, ministros/as, etc., a quienes no muy gustosamente, al menos yo, les pagamos sueldos, dietas y demás en lugar de estar trabajando en intentar planificar ese futuro económico y social, se estaban criticando los unos a los otros.

Lo segundo que perdimos, como dice alguien que conozco, es aún más, «la categoría». No me puedo creer que esto sea lo mejor que tenemos en España para representarnos y decidir nuestro futuro, sí el económico y social, porque eso es lo que hacen no solo a corto sino que sientan las bases para el medio y largo plazo. Para eso están diseñadas las políticas, incluyendo la económica. Así, pudimos ver a un PP con los mismos argumentos de siempre y un toque aún más machista de lo habitual. Sin saber qué responder ante la cantidad de casos de corrupción que tienen, sin que realmente estén haciendo movimientos claros para planificar y definir medidas, primero, que erradiquen de su partido dicha corrupción y, segundo, que impidan que vuelvan a suceder. Después, vimos a Unidos Podemos, junto con los nacionalistas, tirando de lo de siempre: el PP tiene corrupción y beneficia a los ricos. Pues siento sorprenderle, Sr. Iglesias, pero eso ya lo sabemos. Lo primero es más que obvio no solo para los españoles sino también a nivel europeo, donde la gente por lo primero que te pregunta es por la corrupción de «tu país» cuando sales al extranjero (lo digo por propia experiencia), y lo segundo también es obvio, al PP le gustan las políticas fiscales poco progresivas. Eso sí, sigo diciendo que es importante definir qué se entiende por rico, como he dicho siempre: ¿Una familia de 4 miembros que ganan 60.000 euros al año lo es? Ahora lo que se debería plantear Unidos Podemos es cómo, teniendo esa corrupción el PP, les han ganado unas elecciones y una moción de censura.

Después Ciudadanos, con un Rivera que cada vez habla mejor y hasta dice cosas coherentes y se prepara sus intervenciones, pero que por ahora no se han materializado en prácticamente nada. No ya a nivel nacional, sino que están viviendo en connivencia con el PSOE en Andalucía, sin que su posición de bisagra en el Gobierno andaluz haya supuesto ni el más mínimo cambio en las políticas de Susana Díaz ni en la situación de nuestra región. De modo que, está muy bien todo lo que dice pero «del dicho al hecho, mucho trecho», y el Sr. Rivera necesita pasar ya al «hecho». Por último, el PSOE; ¿estuvieron allí?, ¿verdad? Y hablaron, ¿no? El miércoles quizás fue cuando intervinieron ¿Alguien se dio cuenta?

* Profesora de Economía de la Universidad Loyola Andalucía

@msalazarord