Cerca del medio centenar ronda la lista de libros del anciano cronista acerca de las vicisitudes de la Iglesia española moderna y contemporánea; y dos guarismos en su escala más corta, los estudios consagrados a diversos aspectos de la andadura de esa misma Iglesia en su específica versión cordobesa. Como es lógico, el análisis y referencia en ellos a la historia de la actual Mezquita Catedral son asiduos y, a menudo, dilatados a tono con la innegable trascendencia del que es uno de los monumentos españoles más conocido y admirado dentro y fuera de nuestro viejo y artísticamente incomparable país.

No obstante tan ahincada dedicación, el articulista tiene el deber y la satisfacción de señalar su deuda enorme e impagable en la materia concreta de las presente líneas con un libro en verdad admirable, salido ha más de un quindecenio de la muy erudita pluma del archivero-bibliotecario de la diócesis cordobesa D. Manuel Nieto Cumplido, cultural e historiográficamente infrautilizado en una Córdoba que, a las veces, muta su esplendente imagen de «sabiduría clara fuente» por la de imbatible campeona de invidencia. En efecto, su descollante monografía acerca de nuestro monumento constituye un texto en todo punto acabado y descollante, en el que nada falta ni nada sobra acerca de la «biografía» del hoy tan deturpadoramente discutido templo de la Córdoba omeya, joya inmarcesible del envidiable patrimonio cultural del pueblo y la nación españoles, forjados en gran medida en lucha contra el Islam.

Hecha la mención de tal autor y de tal obra, resulta igualmente indispensable mencionar las investigaciones sobre la Córdoba bajomedieval de un reputado especialista, D. Emilio Cabrera Muñoz, de sorprendente y lamentable ausencia en la Comisión municipal encargada de defender la supuesta titularidad edilicia de la Mezquita, como asimismo --risus teneatis-- de la formada por las autoridades eclesiásticas para rechazarla... Y, no acaba aquí, por supuesto, el capítulo de pesarosas ausencias en un tema en el que, por el reluctante clima polémico que hodierno lo envuelve, mientras más firmas y plumas avaladas por el prestigio académico, tanto más sólidas y aceptadas serán las conclusiones que un día marquen el fin de una dialéctica político-cultural en el que será muy arriesgado albergar la esperanza de entrojar serondos frutos para la convivencia plural y democrática de la Córdoba del siglo XXI. Es así también desdichado que uno de los más sobresalientes al tiempo que controvertidos políticos de la áurea Transición, D. Julio Anguita, no haya consumado su tesis doctoral sobre la desamortización cordobesa, dirigida por el muy competente catedrático D. Antonio Barragán Moriana. Nuestro antiguo alumno en la Universidad de Barcelona durante el tardofranquismo y predilecto discípulo de nuestro más cercano y famoso colaborador, D. Carlos Martínez Shaw -de quien, doctrinalmente, tanto se aprovechara-- podría, por mil motivos, enriquecer una controversia necesitada de abordar desde múltiples ángulos.

* Catedrático