Todo niño, todo adolescente, sueña con ser mayor. Y nuestra sociedad vuelve a parecerse a las sociedades medievales en que la infancia es cada vez más corta. No en las responsabilidades --muchos chicos y chicas siguen estudiando hasta la veintena en España-- pero sí en el acceso al peor ocio adulto. Las nuevas tecnologías lo permiten, como en el caso del juego, y el ojo indiferente de padres y ciudadanos da lugar a que accedan a prácticas que en nada les convienen, como el consumo precoz de alcohol. Es triste que haya adultos que se lucren de ese ansia de la chavalería. La Policía descubrió en Córdoba a un grupo de adolescentes de entre 13 y 16 años consumiendo alcohol en un bar de Ciudad Jardín. Que sirva de alerta y escarmiento.