Los conceptos han fallecido. Larga vida a la exageración. Ya nadie identifica lo malo, bueno, regular, mediocre, ni en el plano artístico, ni personal, ni político. Buen ejemplo tenemos en uno de nuestros conceptos estrella. Lo enfatiza el reportero estival: «resulta imposible caminar por estas calles de Córdoba con estas altas temperaturas», y elevado al cubo: «es imposible permanecer fuera del agua a esta hora del día». A partir de aquí, todo o nada es posible o imposible, magnífico, maravilloso, estupendo, o, por otro lado, condenable, intolerable, machista (porque sí), insultante. Fijaos que se han comido la transición. Queda obsoleto pronunciar palabras como mediocre, regular, mejorable. Porque todas merecemos una oportunidad y somos muy artistas y guapos. Y unos pocos resultan asquerosos, machistas, etc. Quizir: es muy posible y seguro ver a Fulanita, de ochenta y cinco y artrósica perdida levantando cien kilos en dos tiempos. «¡Vamos!», la anima un coachinador de oficio en el concurso de talentos, «¡tú puedes hacerlo, todo es posible, viva la vida!». Así, como un nuevo predicador al estilo «¡levántate y camina, te lo ordeno!». Eso sí es posible, y vender tus calzoncillos online a «millones» de compradores en todo el mundo, también, por qué no. ¡Viva la madre que parió al entusiasmo! Pero sigue siendo imposible vivir sin teléfono, sin fútbol, ni Coca Cola, ni coche, ni tele, ni gigas. Y es posible pagar el recibo de autónomo cada mes y montar tu empresa y «luchar por tu sueño» y esta batalla la vamos a ganar. Quizir: es muy posible asumir estos eslóganes prefabricados, de red social, y mantenerse flotando en los mundos de Yupi un día tras otro, comprando y ne-ce-si-tan-do mucho, más gigas cada día. Y al parecer es posible disfrutar y adquirir todas y cada uno de las actividades y artículos que te ofrecen... ¿No los tienes ya to-dos y sigues viva? Es imposible.

* Escritor